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EnquiridiónEpictetoEditorial Jose J. de Olañeta
Con el paso de los años, a medida que uno va sobreviviendo a tempestades y arrancando hojas del almanaque, nos vamos dando cuenta de que las cosas del vivir, como decía aquel, no son tan complicadas, y que tal vez seamos nosotros mismos, en referencia a la humanidad, los que en cierta manera hagamos que todo sea complicado, que el reivindicado sentido común sea el menos común de los sentidos. Y de sentido común nos habla Epicteto en la obra que nos ocupa.
Epicteto esta considerado como uno de los filósofos fundamentales del pensamiento estoico del S.I de nuestra era, que junto al emperador Marco Aurelio y el abogado Séneca, conforman la triada de grandes filósofos del estoicismo romano o estoicismo nuevo. Escasos son los datos que poseemos en torno a la biografía de nuestro autor, se sabe que nació en Hierápolis, ciudad de Frigia, provincia del imperio romano (actual Pamukkale, Turquía), aproximadamente hacia el año 55 d.C. Siendo esclavo de un liberto, estudió con el filósofo estoico Musonio Rufo en Roma. Se desconoce como obtuvo la libertad, pero si se sabe que cuando en el año 93 d.C. el emperador romano Domiciano expulsó a todos los filósofos de Roma, Epicteto se estableció en la ciudad griega de Nicópolis, donde fundó una escuela filosófica, permaneciendo allí hasta su muerte en el año 135 d.C. Concurrieron en esta escuela numerosos patricios romanos, entre los que se encontraba Lucio Flavio Arrio, quien conservaría las anotaciones hechas por el mismo de los pensamientos y enseñanzas de su maestro Epicteto, anotaciones que posteriormente darían forma a los Discursosy el Enquiridión; ya que Epicteto como tal no dejó nada escrito.
El Enquiridión o manual, en su traducción del griego, nos presenta un conjunto de sentencias a modo de anotaciones y meditaciones esencialmente morales hasta un total de 52 máximas. Aún siendo un texto eminentemente reiterativo, donde cada sentencia no es sino una consecuencia lógica de la previa, podríamos dividir la obra en dos partes bien diferenciadas; por un lado las enseñanzas que afectan a la persona directamente distinguiendo entre las cosas que dependen de nuestra propia elección o albedrío; y por el otro aquellas otras que se refieren a lo externo, a la naturaleza, y que por consiguiente no dependen de nosotros.
Epicteto centra su atención en esa primera parte, pues reivindica que la capacidad de elegir reside en nuestro libre albedrío; aún así va mas allá en su doctrina disertando sobre los bienes, la riqueza, el conocimiento, la libertad, la esclavitud, los dioses o la muerte, pero esencialmente sobre lo que debe entenderse por verdadera filosofía, cuyo fin no es otro que la búsqueda de la felicidad.
Su pensamiento ha influido en los más variados aspectos del derecho romano o la propia moral católica, aún siendo el suyo un pensamiento pagano, por poner algunos ejemplos, y aún más en autores y pensadores prósperos a lo largo de la historia universal como Pascal o el propio Einstein, por citar algunos.
Reflexionen, divaguen, contemplen y elijan...Pero ante todo lean.
Escrito por Diego L.G