Episodio I: Sobre el concepto de abuso

Publicado el 16 enero 2012 por Looope

En un esfuerzo sin precedentes por volver a darle vida al blog, he decidido compartir con el mundo una serie de episodios cortos, recientemente vividos durante mi furtivo paso por la tierra que me vio nacer: Venezuela.
En todos ellos destaca al menos una característica de lo que es la sociedad venezolana hoy y se pone en evidencia lo mejor o lo peor de su idiosincracia. Queda de parte del lector decidir.

EPISODIO I: Sobre el concepto de abuso

Hay dos formas de llegar a Alto Prado desde La Trinidad: atravesando Baruta y subiendo por Manzanares, o tomando la Autopista del Este y subiendo por Prados del Este. La primera es la ruta más rápida, a menos que...

Serpenteando por las calles de Baruta, nos dirigimos Maurizio y yo hacia Alto Prado, a casa de la Marge. Es la mañana del 25 de diciembre, por lo que las calles se dejan ver notablemente desprovistas de gente. Tras dos años y medio sin visitar Caracas, reconozco pocos cambios en los edificios y las aceras que solía ver a diario hace no tanto tiempo. Es la magia de reencontrarse con una parte dormida de los recuerdos.

Vamos ahora por la calle La Industria y giramos a la izquierda en el Paseo Guaicaipuro, un camino bastante estrecho de una vía. Es entonces cuando nos topamos con un camión de basura, estacionado en medio de la calle, recogiendo los desperdicios del vertedero del barrio. Dos hombres, charlan distendidamente en la acera, observando a los empleados de la Alcaldía trabajar.

Maurizio, al percatarse de la operación, decide bajar el vidrio del carro y preguntar:
- Amigo, ¿les falta mucho para abrir el paso?
- Bueno panita, llevamos aquí una media hora y nos falta como media hora más.

La interrogante en nuestras cabezas es la misma: si van a cerrar el paso de la vía durante una hora, ¿por qué no colocar un anuncio en la entrada de la calle para que la gente no se meta y tome una vía alternativa?

Maurizio inicia la marcha atrás, sorprendido por una fila de carros que ahora se detenían detrás de nosotros y, ante la intrincada nueva situación que nos aqueja, deja escapar la pregunta mientras hace señas de que va a retroceder.

- ¿Y por qué no colocan algo en la entrada de la calle para que la gente no se meta?
- ¡No, no! Es que si no es un abuso...