Empecé emborrachándome de tu olvido, de mi enfado y de tu silencio habitual y de esa manía tuya de sonreír con los ojos para terminar disfrutando de una buena taza de chocolate con jengibre para anclar mi corazón a la nueva vida decidida por mí.
Empecé emborrachándome de tu olvido, de mi enfado y de tu silencio habitual y de esa manía tuya de sonreír con los ojos para terminar disfrutando de una buena taza de chocolate con jengibre para anclar mi corazón a la nueva vida decidida por mí.