En ese momento decidió no callar. Le susurró al viento aquello que sentía pero se torno tormenta y sólo llegaron a sus oídos los quejumbrosos sonidos de las ramas de esos pinos solitarios, cercanos a la playa.
Hasta el cielo lloró ese día, para acompañar la pena de aquel corazón sediento de un amor correspondido, pero cobarde y traicionero.
Apenas podía recordar aquella sonrisa, su mirada de ojos verdes cuando de repente una mañana se cerró la puerta y se levantó el muro del desengaño interponiéndose entre los sentimientos de los que se convirtieron en dos extraños desconocidos.
Paseó despacio, tranquila, recordando cada segundo, cada gesto, cada movimiento, asimilándolo. Parecía no querer parar nunca, sentía el calor del asfalto, quería ser engullida por la multitud, por ese ruidoso tráfico.
Alzo la vista, el verde bañaba el paisaje, los vivos colores de las casas que salpicaban la colina, la bruma de la mañana, lo cubría todo. El lejano aullido del lobo al amanecer sonaba lastimero en su corazón.
Cerró puertas y ventanas pero aún así consiguió entrar, ese eterno compañero “El recuerdo”, que envenena el alma y corroe el corazón.
Diantre, 2 de septiembre de 2002, bonita fecha. Aquel viaje precipitó todo, la huida el renuncio.
Con mucho dolor, se levanto de la cama aquella mañana, Apenas podía permanecer de pie frente al espejo, cruel castigo era aquel. Su rostro lleno de arrugas, sus ojillos medios cerrados, sus pechos siempre firmes, ahora caídos, sólo pellejo su cuerpo. ¿Como pudo pasar aquello?
Estaba más triste que de costumbre, no tenía apetito, dejó el croissant en la mesa sin probarlo siquiera. Se encaminó al gimnasio donde le esperaba el fisioterapeuta que con la excusa de ayudarla, día a día, le causaba un dolor atroz.
Y después al jardín. Allí pasaba la mayor parte del día, de su vida.
Era una finca realmente enorme con una inmensa arboleda, parecía un bosque.Cuando llegó allí fue ya para quedarse. No volvería nunca a su casa. Pero no le importaba, llevaba consigo lo mejor de todo, y lo más importante de su vida: “Sus recuerdos”. Esos, nadie podría quitárselos.
Había estado lloviendo toda la noche, el frescor de la mañana lo inundaba todo y los bancos se encontraban húmedos. Las hojas empezaban a cubrir el suelo.
El otoño había llegado nuevamente y su mente eclipsada no era capaz de recordar nada.
No sentía sobre su cuerpo esa pesadez que apenas la permitía moverse.
Caminó mucho, pero no le dolían los pies, escucho una voz que le era conocida. “Muchacha ven”. Allí un hombre le tendía la mano, animándola a continuar.
Una sonrisa se esbozó en su rostro. Era él, su gran amor, nunca conseguido.
Su enamorado que levantó el muro de la desesperanza y la desazón en su corazón.
Debía haberse quedado nuevamente dormida y aquello era un dulce sueño.
La abrazo fuertemente pero no lo sintió, la beso en su ya pequeña boca y le dijo cuanto la había querido, cuanto tiempo la había esperado.
Ambos caminaban juntos de la mano, sin pisar el suelo, contemplándolo todo. Hacía mucho tiempo que no era tan feliz.Su habitación estaba vacía, la estaban limpiando.
No estaba la foto de su hija sobre la mesilla.
“Se durmió, sin más……
“Y se fue con sus recuerdos de antaño, con sus suspiros de olvido”
Ella lo estaba esperando con impaciencia.
“Era un secreto a voces”.Marijose y esas letras.Fotografías algunas mías y otras de la red, que más da.Vivan hoy mañana ¿?¿? Y si aman díganlo, tal vez, les escuchen..... Cuídense.....