Revista Diario

Érase una vez: "Hijo eres..."

Publicado el 19 marzo 2017 por Vesta @Vesta01

"¡Feliz Día del Padre!"

Érase una vez:

El abuelo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Ya las manos le temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban.

Érase una vez:

La familia completa comían juntos en la mesa, pero las manos temblorosas y la vista enferma del anciano hacían el alimentarse un asunto difícil. La comida caía de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, derramaba la leche sobre el mantel.

El hijo y su esposa se cansaron de la situación.

- "Tenemos que hacer algo con el abuelo" -, dijo el hijo.

- "Ya he tenido suficiente"...

- "Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo".

Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo, mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer.

Como el abuelo había roto uno o dos platos, su comida se la servían en uno de madera.

De vez en cuando, miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahí sentado solo.

Érase una vez:

Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran frías, llamadas de atención, cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.

El niño de cuatro años observaba todo en silencio.

Una tarde, antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo. Le preguntó dulcemente:

Con la misma dulzura el niño le contestó:

- "¡Ah, estoy haciendo un plato para ti y otro para mamá para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos". -

Sonrió y siguió con su tarea. Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla. Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer.

Esa tarde, el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo, lo abrazó

Érase una vez:

y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días, ocupó un lugar en la mesa con ellos. Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse más, cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.

según hicieras, así harán".

Te dejo con un pequeño corto donde verás a un padre y un hijo que están en un jardín y de pronto, el padre se queda admirando un gorrión y le pregunta a su hijo por ese pájarito.

Constituye un corto que te hará reflexionar sobre la vida, las relaciones que se establecen entre los padres y los hijos y la trascendencia de los valores de la misma.

¡Feliz Día a todos los Papás!

Érase una vez:

Érase vez:

En memoria de mi padre. ¡Qué Dios lo tenga en su Gloria! Continúo queriéndote con toda mi alma y sigo echándote de menos todos los días. Muchas gracias por haber sido mi padre y enseñarme todo lo bello que posee la Vida y lo maravilloso que es vivir.


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