Eres.
El sonido insistente y desafinado,
que se arrastra y deja rastros
en un mapa emborronado
sobre este cristal empapado de frío.
Pero aunque intento enmarcar mi mano entre sus líneas,
hay todo un muro translúcido que me desborda
y se interpone…
Eres
un pálpito que recorre mis dedos,
un calambrazo que al rozar el vacío
de todas las partidas que me componen,
me muerde desde aquí adentro.
La banda sonora que me acompaña
en este puñado de días inciertos
plagados de sal y de ventisca.
Eres…
una música sin partitura.
Un confín de notas hacinadas.
Un acorde en desacorde
y en desconcierto que va por libre
y que hoy ha decidido venir
a quebrar el cristal de mi ventana.