Con esto no me refiero a que todo lo compre en el chino, pero es verdad que a veces, para salir del paso con cosas que se necesitan para una o dos veces, acudimos al chino y no reparamos en lo que esto supone en la economía de las tiendas de barrio, de las de toda la vida. No estoy nada orgullosa de ello, pero lo asumo. Me niego a pagar un dineral por algo que encuentro en el chino y de la misma calidad. Cierto es que no todo vale... Hay cosas por las que merece la pena gastarse un poco más porque, sabes que te van a durar media vida y yo a eso lo llamo inversión a largo plazo.
Que si, que algunos pensaréis que lo barato sale caro, pero no siempre es así. Hay mucha gente que dice vestir de marca y que jamás llevaría puesto semejante cosa y yo, con estos ojitos, los he visto entrar en chinos y tiendas de mercadillo, mirando de un lado a otro para asegurarse que nadie los veía. Durante algunos años trabajé en tiendas de ropa y se lo que se cuece detrás de los escaparates y no lo digo en el sentido literal de la palabra, ya me entendéis. Si nos dirijimos a las grandes firmas, muchas, pero muchas de ellas también venden prendas de mercadillo, pero claro, no nos damos cuentas porque se esmeran en plancharlas, colgarlas cuidadosamente y perfurmarlas con un ambientador perfectamente estudidado para fomentar el consumo en los clientes. Pero eso es otro tema y no me quiero desviar.