Recuerdo la impresión de la primera vez que escuché: “Sois el futuro”. Estaba en el salón de actos del colegio escuchando a un adulto hablar de algo. No me acuerdo de nada más porque la frase me dejó pensativo. -Vamos a ver… si yo soy el futuro, ¿los adultos son el presente? y mi abuela, ¿qué es, el pasado? La cosa no tenía ni pies ni cabeza porque yo existía y mi abuela también. Bueno, mi abuela no estaba allí en el colegio, pero vivir vivía y hacía cosas muy importantes.
Por ejemplo me daba clases mejor que mis maestros. Es normal, tenía más experiencia que todos ellos juntos y en escuelas de las que había que ir en bestia (o sea, en burro). Pero a lo que voy, lo que hacía mi abuela era al menos tan importante como lo que hacían mis maestros. ¿Por qué ella ya era pasado? Sólo podía pensar que era una tontería mayúscula.
Claro que me quedé pensando que a lo mejor tenía razón en que yo era futuro. ¿Yo que hacía? Los deberes, estudiar y, algún domingo, cargar con el taquímetro de mi padre y clavar unos palos muy largos marcados como una regla en el suelo mientras me gritaba “¡más recto!” Y otras cosas así.
Ahora voy a demostrar por que tenía razón yo, y no ese adulto mayúsculo.
La medida de todas las cosas
Todo necio confunde valor y precio ~ Antonio Machado
¿Cómo se sabe si algo es importante? ¿Por lo qué te pagan? Bueno, si así fuera, decir tonterías en la televisión sería más importante que investigar la física de los leptones. ¿Por qué le guste a mucha gente? Bueno pues entonces habrá que decir que lo que le guste a los chinos. ¿Por qué sea muy grande? Vale y entonces una pirámide es mejor que un avión.
A lo mejor algo es importante si lo hace alguien importante. O sea que es importante quien hace cosas importantes y las cosas importantes la hace la gente importante. Bienvenidos a un círculo sin fin.
La única forma de salir es buscar un valor absoluto. Y no se me ocurre valor más alto que una persona. Frágiles, tontos, listos, capaces de hacer lo peor, y también de las más grandes cosas.
Las cosas valen lo que tú pongas en ellas
¿Y qué mejor poner que tú mismo? ¿Qué mejor que poner que a otras personas? Hacer algo bueno es poner lo mejor de tí, y a las otras personas que hayas encontrado en tu camino. Quizás sorprenda que hable poner a otras personas en las cosas que haces, pero nadie se extraña de la expresión “poner lo mejor de tí”, pero no nos hemos parado a pensar que significa poner lo mejor de nosotros.
Debe referirse, sin duda, no tanto al resultado, sino a la forma en que trabajamos. Ponemos en ellas nuestra mejor dedicación y esfuerzo, las habilidades que hemos aprendido y los valores que hemos asimilado si trabajamos de esta manera. Y otra cosa más, cuando ponemos lo mejor de nosotros, estamos también poniendo nuestra felicidad. Dejadme que lo resuma: quien pone lo mejor de sí en un trabajo es feliz. Por tanto, si no sois felices con vuestro trabajo o estudio no estáis poniendo lo mejor de vosotros mismos y debéis actuar en consecuencia.
Eres presente, quizás llegues a ser futuro
Repito eres presente y has de darte en lo que ahora estás haciendo. Si no puedes ver que lo que ahora haces es importante, piensa que es la primera piedra del povernir. Imhotep, el arquitecto de la primera pirámide, empezó a construirla de niño, cuando aprendió lo necesario y, si me apuras, empezó a construirla antes de nacer, pues su diseño se basa en las de las más antiguas mastabas. Su devoción por aprender fue lo que le llevó a fundar la arquitectura y la disciplina médica. Hoy, más de cuatro mil años después, recordamos su nombre.
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