Él empezó a sentir algo, inconscientemente. Ella no perdía de vista su miembro ni aquellos dedos; sabía por experiencia que ambos apéndices mostraban claramente el estado de excitación en que entraba su presa amante. Decidió darle un giro de 90 grados, muy despacio para disfrutarlo al completo, primero con la vista para luego saborearlo de nuevo, de arriba abajo. A ella se le aceleraba la respiración, pero no quería despertarle aún; sabía que sólo con besarle y observarle era capaz de llegar al orgasmo. Muchas veces lo había conseguido sin rozarse siquiera, tan sólo compartiendo el placer que él experimentaba.Esta vez iría más lentamente, intentaría hacerle gozar todo el tiempo posible. Sus labios, su boca, jugaban con los bombones de licor, (a ella siempre se lo parecieron) de la entrepierna, pero no se acercaba a aquello que le despertaría tarde o temprano. Ahora alcanzaba la comisura de sus labios, tan quedo como podía y volvía de nuevo a paladear la dulzura a pares de la vida.Conteniendo el deseo, lamía sus muslos por los que iba resbalando hacia afuera y serpenteaba por toda su piel, sin dejar de mirar alternativamente el movimiento de los pies, que ya parecían prensiles y a ese poderío que adquiere vida propia. Entonces sucedió. Admiró aquella erección en todo su esplendor, se dejó llevar y su cuerpo experimentó una fuerte sacudida que le desbordaba; lágrimas de placer corrían por sus encendidas mejillas mientras sus ojos recuperaban la visión, perdida por unos momentos.Él continuaba con los párpados cerrados, pero una leve sonrisa le delataba. ¡La conocía tan bien! después de un respiro, atacaría de lleno y la deseaba tanto... Tumbados boca arriba como estaban, sólo tenía que acercar su mano a la de ella y acariciarle la palma con destreza para recobrarla con la misma fuerza, con el mismo deseo.Tuvo que esperar varias horas, hasta que ella volvió de leer las noticias del día en la televisión, para quitarle la blusa burdeos y continuar el juego.Texto: Isolda (M.J.LL.)puertas sillas hosteleria mobiliario hosteleria calderas precios calderas
Erótica
Publicado el 21 julio 2011 por LaesferaÉl empezó a sentir algo, inconscientemente. Ella no perdía de vista su miembro ni aquellos dedos; sabía por experiencia que ambos apéndices mostraban claramente el estado de excitación en que entraba su presa amante. Decidió darle un giro de 90 grados, muy despacio para disfrutarlo al completo, primero con la vista para luego saborearlo de nuevo, de arriba abajo. A ella se le aceleraba la respiración, pero no quería despertarle aún; sabía que sólo con besarle y observarle era capaz de llegar al orgasmo. Muchas veces lo había conseguido sin rozarse siquiera, tan sólo compartiendo el placer que él experimentaba.Esta vez iría más lentamente, intentaría hacerle gozar todo el tiempo posible. Sus labios, su boca, jugaban con los bombones de licor, (a ella siempre se lo parecieron) de la entrepierna, pero no se acercaba a aquello que le despertaría tarde o temprano. Ahora alcanzaba la comisura de sus labios, tan quedo como podía y volvía de nuevo a paladear la dulzura a pares de la vida.Conteniendo el deseo, lamía sus muslos por los que iba resbalando hacia afuera y serpenteaba por toda su piel, sin dejar de mirar alternativamente el movimiento de los pies, que ya parecían prensiles y a ese poderío que adquiere vida propia. Entonces sucedió. Admiró aquella erección en todo su esplendor, se dejó llevar y su cuerpo experimentó una fuerte sacudida que le desbordaba; lágrimas de placer corrían por sus encendidas mejillas mientras sus ojos recuperaban la visión, perdida por unos momentos.Él continuaba con los párpados cerrados, pero una leve sonrisa le delataba. ¡La conocía tan bien! después de un respiro, atacaría de lleno y la deseaba tanto... Tumbados boca arriba como estaban, sólo tenía que acercar su mano a la de ella y acariciarle la palma con destreza para recobrarla con la misma fuerza, con el mismo deseo.Tuvo que esperar varias horas, hasta que ella volvió de leer las noticias del día en la televisión, para quitarle la blusa burdeos y continuar el juego.Texto: Isolda (M.J.LL.)puertas sillas hosteleria mobiliario hosteleria calderas precios calderas