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Errores que conducen a la desmotivación

Publicado el 14 diciembre 2010 por Joanillo @silosenovendo

ERRORES QUE CONDUCEN A LA DESMOTIVACIÓNLos empresarios se preguntan constantemente cómo conseguir tener a sus empleados motivados y no caen en la cuenta de que son ellos mismos –en buena parte de los casos- los culpables de la desmotivación que reside en su organización.

El primer error que se comete es elegir personas sobrecualificadas para cubrir determinadas vacantes. Como hay tanta oferta de candidatos y los costes de contratación son iguales para un aspirante titulado superior que otro sin titulación, los empresarios prefieren a las personas más formadas: dos carreras, tres máster, una beca en el extranjero, inglés, francés, chino y zulú, informática y podología, don de gentes, habilidades comunicativas y en bricolage, etc, etc. ¿Y saben lo mejor? ¡¡Que lo encuentran!!  Cogen a “Einstein” y lo ponen de administrativo. Cuando ese empleado lleva 20 días ejerciendo una actividad monótona que no le aporta ninguna satisfacción, comienza a preguntarle todas las noches a su marido/mujer: ¿tú crees que valió la pena estudiar tanto para acabar de administrativo archivando albaranes? A los 30 días ya está quemado y ahora su jefe, el mismo que lo contrató, se pregunta qué está sucediendo y busca como loco fórmulas para motivar al personal. ¡¡Tiene narices la cuestión!!

El segundo error es pensar que a las personas hay que motivarlas. Pues no; los empleados tienen que venir motivados “de casa”, es decir, tienen que encontrar suficientes alicientes en el trabajo que desempeñan como para ilusionarse con él. La tarea de un jefe no debería ser aportar motivación “exógena” al trabajador sino proveer entornos agradables al desempeño que favorezcan la implicación del empleado con la empresa y le automotiven para ejercer su tarea. Por supuesto que algo de motivación sí que hay que saber, faltaría más, pero no puede pensarse que ahí reside la función principal de un mando intermedio, como muchas veces se piensa. La motivación “exógena” tiene un corto recorrido: es imposible encontrar constantemente nuevas herramientas motivadoras. Llegará un día que la imaginación no de para más y entonces volveremos a la pregunta “del millón”: ¿qué puedo hacer para motivar a mis empleados?

El tercer error es tratar a las personas como “recursos humanos”. A día de hoy los empleados tienen habilidades, competencias y formación suficientes para poder desempeñar las tareas con plena autonomía. Se requiere un periodo de “rodaje” inicial guiado por su inmediato superior, pero tan pronto como aprenda las singularidades del puesto ya debe otorgársele la confianza necesaria para un desempeño autónomo en el que pueda aplicar todo el talento que lleva dentro. El jefe ya no tiene que “mandar hacer” sino simplemente potenciar el desempeño del empleado. Un trabajador con cierta libertad para aplicar a su labor su toque personal es un trabajador muy motivado y agradecido con quien le da esa oportunidad. ¿Están por ello las empresas? Si son capaces de cambiar este paradigma de dirección (dirigir y controlar por desarrollar personas) ya no necesitarán preguntarse cómo motivar al personal: el propio personal se automotivará gracias al trato que reciben.

En fin, no quería extenderme más; hay que empezar a sustituir “motivación” por “automotivación”, es decir, hay que dar oportunidades de desarrollo profesional a las personas (dentro de su propio puesto ya es posible hacerlo a poco que se permita más libertad para aplicar su talento al desempeño) y crear entornos más “amigables” y enriquecidos. El modo de dirigir personas que se viene aplicando desde hace 100 años debe ser actualizado, dando cabida a modelos de dirección tendentes a tratar a las personas como individuos que piensan, buscan soluciones propias y las aplican. Y, ¡¡ojo!!, las aptitudes de las personas deben estar acordes con los puestos: coger personas sobrecualificadas es, muchas veces, dar pasos firmes para generar desmotivación si luego la tarea no responde a las expectativas del trabajador contratado.

Hagan bien las cosas desde el principio y verán como ya no es tan importante administrar motivación “en pastillas” a los empleados. Ellos mismos se automotivarán.

Un fuerte abrazo

fIRMA SOCIAL BUSINESS

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