Me siento presionada. Presionada a ser quien no soy, a hacer algo que no quiero, a pensar rápido y actuar aun más rápido. Me siento presionada a cumplir con las expectativas de los demás, a que se sientan orgullosos de mí, a no defraudarlos..
Siento que todos esperan de mí más de lo que en realidad puedo dar..., como si todos esperaran en que yo me convirtiera en lo que ellos no pueden o no pudieron ser, como si quisieran que yo me convirtiera en su sueño.. Esa es demasiada presión.
Por culpa de ellos, y de los que me juzgan hasta el punto de hacerme desear cambiar, y hacerlo, por culpa de la sociedad en que vivimos que nos llena la cabeza con falsas ideas de belleza, perfección, amor y felicidad, es que yo me he convertido en lo que ahora soy.. Bueno, si soy honesta, no es solamente su culpa, si no mía, por permitirles manipularme de esa manera.
Ahora me siento prisionera de mis propios pensamientos, de estos criterios que siento que no puedo violar.
Trato de convertirme en quien realmente soy, sin pensar en lo que los demás esperan de mí, sin pensar en lo que la sociedad espera de mí. Quiero actuar libre y deliberadamente, decidiendo que hacer con mi vida sin que me importe la opinión ajena, quiero vestirme sin perjuicios de modas ni otras reglas, quiero sentirme hermosa por considerarme así cumpliendo las "normas" que yo imponga. Quiero andar por ahí, caminando por la calle sin que me importa si me miran o no, no quiero cambiar mi forma de ser por estar frente a algunas personas, quiero expresarme libremente frente a todos, quiero decirles lo que realmente pienso de un tema, y sobre ellos.
"Hacer eso es de valientes", dijo una vez una profesora mía, y estoy de acuerdo. Hay que ser valiente para ser y demostrar frente a todos sin excepción alguna, quienes somos realmente.
Pero, ¿sabes?, no solo quiero ser quien soy y demostrarlo, sino también ser aceptada y no juzgada por ser como soy y decir lo que pienso; claro, sé que es imposible lograr la aprobación de todos, pero no pido la aprobación de todos, sino mas bien de algunos, a los que me gustaría llamar amigos, aquellos con los que compartiré mis momentos de locura, reflexión y júbilo.
No pierdo nada con intentarlo, ¿o si?