Es más 2.0 cuatro niños por ordenador y, sobre todo, se aprende más

Publicado el 14 diciembre 2011 por Neost

Suponemos que al hilo de un ordenador por alumno que tan en boga estuvo hasta hace muy poco, ahora toca dotar a los maestros de nuevas herramientas que sustituyan al VHS, DVD, CD y TV. Es decir, a toda la parafernalia de siglas ya vetustas y superadas por YouTube, que ahora debuta con un canal de contenidos específicos para escuelas.

Se da un paso más en el empeño de avanzar hacia la educación 2.0: con pizarras digitales, redes wi-fi campando cual fantasmas a nuestro alrededor, y portátiles para digerir mejor a Platón. A Zapatero, nuestro expresidente (algunos se regodearán con el “ex” y otros no le encontrarán atractivo) prometió inculcar el carácter 2.0 a nuestras escuelas en un debate del estado de la nación de 2009, cuando la crisis sólo había mostrado uno sólo de sus incisivos y no las fauces al completito, como ahora.

Idéntico sentimiento se extendió al Tercer Mundo, donde se pretendió mitigar la brecha digital y el hambre de conocimientos con la iniciativa One Laptop per Child. De este modo, se manufacturaron unos ordenadores que no rebasaban los 100 euros y se repartieron entre el alumnado desfavorecido de países como la India.

Pues bien, la dichosa fiebre 2.0 no logró subir ni un ápice la calidad del aprendizaje de estos niños, pues quizás nos hayamos creído demasiado el mito tecnológico. Así lo apuntan los expertos de la Fundación Educared, quienes aseguran que  el hecho de que cada uno pueda trabajar solo en el aula parece ser una desventaja para el aprendizaje porque qué es la web 2.0 al fin y al cabo; pues compartir y charlar de forma virtual, pero tal vez hayamos perdido el norte y ya no seamos capaces de compartir al modo 1.0  Así que: ¿Aprenden más los alumnos compartiendo un ordenador?

Al parecer la respuesta es sí a la luz de las conclusiones de Sugata Mitra, profesor de la Universidad de Newcastle en el Reino Unido.  Según este experto, la metodología actual (es decir, esa obsesión por volvernos unos egoístas del ordenador) no surte efecto y sugirió que cuatro alumnos debían trabajar en el mismo terminal. Y es que obligando a los niños a compartir, así como permitiendo que se movieran libremente por los grupos observando los procesos de los demás, se consiguió mejorar notablemente su rendimiento académico y aumentar su interés.

De modo que ahora surge YouTube con un arsenal de vídeos dispuestos a prestar servicio en la educación. Pues bien, avanti, pero siempre resultó más mágico el cine que la televisión y esta última más “social” que una pantalla de portátil.


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