Es mejor no despegar los labios
Publicado el 21 julio 2010 por Jesús_martínez
Os dejo un artículo publicado en la edición de hoy del gratuito 'Viva Jaén', en el que trabajo. Es sobre una polémica política local, pero que se puede extrapolar a toda la clase política de este nuestro país:
La política gana en vocerío y pierde en respeto y argumentos sólidos contra el adversario de la otra bancada. Es una tendencia que se confirma, por desgracia, con el paso de los años y que no hace más que dejar patente el pésimo perfil de los que tienen la decisiva tarea de representar a los ciudadanos. El insulto, la descalificación continua y los ataques personales empobrecen una ya denostada labor pública que otros antaño se dedicaron a engrandecer.
El golpe bajo de Miguel Segovia a la alcaldesa durante una comparecencia pública, haciendo referencia a la vida privada de ella para utilizarlo como base en una crítica a su gestión pública, deja en evidencia que hoy vale prácticamente todo. Tanto tiempo tensando la cuerda que, tras numerosos intentos, se parte. El Partido Popular no puede traspasar más límites porque ya no los tiene. Decidió hace tiempo que su oposición no se quedaría en la sana crítica, ni en los argumentos de peso contra la acción de gobierno (en la que, por cierto, hay mucha tela que cortar), sino que iría más allá para introducirse de lleno en un terreno resbaladizo y muy peligroso. Un lugar en el que las reglas del juego brillan por su ausencia.
Con este arriesgado precedente sentado por el viceportavoz y experimentado concejal del PP [del Ayuntamiento de Jaén], que por cierto aún no ha pedido disculpas públicas por sus palabras, se abre la veda, a unos meses vista del pistoletazo de salida de la campaña electoral. Antes de que esto se convierta en un lamentable combate de boxeo, alguien tendría que decirle a los representantes públicos que el juego limpio, exigible en todos los ámbitos de la vida, es casi imprescindible en la política. Los ciudadanos lo que esperan son soluciones y no ruido y más ruido.
Porque, ¿queremos importar ese repugnante modelo político norteamericano, en el que la vida privada del senador o el congresista se convierte, en demasiadas ocasiones, en una arma política para el adversario? ¿por qué hay que juzgar a un responsable público, por su vida privada o por su gestión pública? ¿es ético lo que ha hecho el PP? Lo responde en pocas palabras el político estadounidense Abraham Lincoln: “Hay momentos en la vida de todo político, en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios”.
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