No mucho que celebrar en China hoy, Día internacional de la mujer. Acabo de hablar con Reggie Littlejohn, fundadora de Women´s Rights Without Frontiers, una ONG que lucha por, entre otras cosas, el fin de la política del hijo único. Una de cada cinco mujeres en el mundo vive bajo la política que, como sabéis, se implantó en este país para controlar la natalidad en 1979.
Como señala Littlejohn, que dejó su lucrativo trabajo como abogada en San Francisco para meterse en este berenjenal, China registra el porcentaje de suicidios de mujeres más alto del mundo. En su opinión, este malestar extremo está estrechamente relacionado con el yugo de la política del hijo único. Littlejohn da en su blog detalles escalofriantes sobre los casos de abortos forzosos que han salido a la luz en los últimos tiempos (la inmensa mayoría queda en la oscuridad).
“La aplicación a la fuerza de la política de hijo único ocasiona más violencia contra las mujeres que ninguna otra política en el mundo”, señala la ex abogada. Hay que recordar que la preferencia por hijos varones en este país impulsa el aborto selectivo de niñas, lo que supone que haya 37 millones más de varones, un desequilibrio que, entre otras cosas, da lugar a la esclavitud sexual y trato de blancas.
De modo que quizá hoy sea un buen día para ver It´s a girl, un nuevo documental sobre los abortos forzosos en China y el aborto selectivo en China e India: 200 millones de niñas no están en el mundo por esta razón, según los datos de Naciones Unidas.
Para las mujeres que no vivimos bajo este yugo (hay otros sobre nuestras cabezas, desde luego, pero son minúsculos en comparación) sugiero aspirar a convertirse en esa mujer que Kathryn Budig define con estas bellas palabras:
“Una mujer poderosa es tribal. Donde la gente débil ve una amenaza, ella ve las posibilidades de crecimiento y comunidad. Las mujeres poderosas se apoyan reconociendo las dificultades y los triunfos de otras como propias, en lugar de dejarse llevar por los celos o la competitividad. Es mi deber como mujer poderosa ser yo misma –honesta, poco convencional, con empatía, accesible, y descaradamente yo. Las mujeres poderosas son bellas más allá de su físico –su belleza se encuentra en su determinación, disciplina, compasión y voluntad de brillar y compartir”.