Cuando me enteré que iba a ser a hermana mayor, fui muy feliz, llevaba años diciéndole a mamá que debería darme un hermanito para tener con quien jugar, y por fin había sucedido. Claro que no contaba con que un hermano cambiaba todo, que la atención dejaría de ser exclusiva para mi y que ahora tendría que compartir varias cosas, incluido mis papás. El hermanito resultó ser niña, y el primer golpe de su llegada fue que mi madre regalara a mis dos hermosas gatitas, lo cual me hizo sufrir mucho (y que ahora sé fue una tontería, pero quien era yo para juzgar a los 9 años). Pero dentro de todo, los 9 meses de expectativa fueron buenos, y no puedo negar que cuando mi hermanita nació de inmediato la quise. La década había terminado y se avecinaban grandes cambios. Poco antes de su nacimiento, nos mudamos a una casa más grande, y mi papá se mudó a la que había sido nuestra casa, de esta forma, lo veía muy seguido pues el negocio de mi mamá estaba al lado y pasaba las tardes con él. Sin embargo, el nacimiento de mi hermana estuvo lleno de pequeñas circunstancias que nos hicieron un poco difícil todo, ella nació con un problemita en sus pies, y tuvieron que enyesarla los primeros 6 meses, después algo pasó cuando recién nació que nos cambiamos nuevamente de casa, la nueva casa tenía una entrada empinada y mi mamá se cayó con todo y niña, rompiéndose un brazo, además, mi hermanita resultó ser muy demandante, por lo que de pronto la atención que había tenido hasta entonces se desvió a ella. Su papá tenía ahora una hija propia, mi mamá difícilmente podía hacer mucho con un brazo enyesado, y de pronto ya nadie me pelaba. Así que como cualquier niña normal, comencé a sentirme celosa, y así acabé por primera vez con la psicóloga.Además, mis abuelos paternos, se mudaron a Guadalajara, así que tampoco podía refugiarme en su casa para ser apapachada sin pequeñas hermanas menores que dieran lata. Lo bueno de eso fue que ahora viajábamos mucho ya fuera a verlos a ellos o bien a alguno de mis tíos desperdigados por todo México.Con mi hermana independientemente de los celos, la verdad que era yo una buena persona, me tocó cambiar pañales, preparar mamilas, arrullarla, cantarle todas sus canciones y podía pasar horas a su lado recitandole todas las tonterías que se le dicen a un bebé. Ella a cambio se desarrollaba con rapidez, regalándonos sonrisas e intentos de palabras, y aunque tenía un carácter difícil, era imposible no amarla. La nueva casa a la que nos mudamos tenía una maravillosa ventaja, estaba en una cerrada, así que nos permitía a mis amigas y a mi, salir mucho a andar en patines, y a veces en Bicicleta, por ese entonces me juntaba mucho con unas niñas de la escuela, además de A y N, pero ahora vivíamos cerca y podíamos estar más tiempo juntas. G. fue una niña que entró por esa época, ella era diferente a todos mis amigos, era rica (o eso parecía), era la menor de su familia, y era algo así como la María Joaquina de nuestra escuela, aunque era gordita, pero se vestía a la última moda, con pura ropa de marca, salía a lugares que nosotros ni conocíamos, y hacía las cosas más raras como tomar café en Sanborns, no sé como, pero también nos hicimos muy amigas, lo que después provocó que mis actividades normales de la infancia se vieran mezcladas con cosas que quizá no nos correspondía vivir tan pronto. Pero al menos por ese año, todavía nos importaban más las barbies y las estampitas que cualquier otra cosa.1990 fue otro año de cambios políticos a nivel mundial, también fue año de fútbol, la copa del mundo Italia 90, a la cual por cierto creo que ni fuimos invitados, llenaría las televisiones de muchas personas, mientras en Europa se avecinaban cambios importantes a la política. Octavio Paz ganó el premio nobel de literatura, llenando de orgullo a muchos, aunque yo debo decir que no soy fan. Por si eso fuera poco ese año salió el juego que hasta ahora, sigue siendo de mis favoritos, Mario Bros 3.