La última gran promesa del magnífico futuro es la domótica, tecnología a través de la que podremos controlar todos los elementos de nuestra casa desde nuestro teléfono o tableta. Esas casas que vemos en los vídeos de domótica son sólo una demostración de lo que la tecnología puede llegar a hacer y que en ningún momento se pretende que todas las casas sean así y es evidente el poder vigilar cualquier rincón de tu casa desde tu teléfono o tableta. Si vives solo, sería razonable pero si vives con más gente, el tener la sensación de que alguien de tu familia te puede estar vigilando en cualquier momento es tremendamente inquietante. Por no decir lo que se perderían los jóvenes del futuro si el fin de semana que sus padres se van saben que la red de cámaras de su casa les convierte en una especie de concursantes de Gran Hermano paternal. Hay un problema que debe afrontar la domótica, y es que realmente no ofrece un salto notable con respecto a lo que ya tenemos en nuestras casas más allá de la pijada de poder decirle al termostato que suba la temperatura desde el teléfono, pero no deja de ser eso, una pijada que más allá de volvernos un poco vagos. La domótica se enfrenta a un problema similar al de los wearables, hay muchos intereses en que sea algo que se extienda, pero por ahora no ofrece nada al público que realmente vaya a revolucionar sus casas como los smartphones revolucionaron la manera en la que nos comunicamos.
La domótica se enfrenta a un problema similar al de los wearables, hay muchos intereses en que sea algo que se extienda, pero por ahora no ofrece nada al público que realmente vaya a revolucionar sus casas como los smartphones revolucionaron la manera en la que nos comunicamos. Samsung, por su parte ya tiene lista una web dedicada a sus servicios de casas inteligentes e incluso contrató a David Hasselhoff para protagonizar un anuncio en el que KITT se ponía celoso de su nueva casa, lo que demuestra lo fuerte que apuesta la compañía por un mercado que realmente casi ni ha nacido.
No cabe la menor duda de que estamos ante el próximo gran mercado que las compañías querrán explotar una vez saturados de smartphones, tablets y ya veremos qué sucede con los wearables, quizás el mejor ejemplo para los fabricantes; que el mercado no está dispuesto a comprar cualquier tecnología nueva que nos ofrezcan por mucho que sigamos con el subidón de los smartphones. Si no nos ofrecen algo que realmente mejore nuestras vidas, tal vez no vendan lo que esperaban.