Esa señora fría. Tan fría …

Publicado el 05 diciembre 2014 por Lasuelta

¡Qué frágil la vida! ¡Qué tajante, la muerte!

Sin piedad. Fría, presente.

Todos somos señalados.

Aún veo su mirada. De niño asustado.

De repente. Sin aviso. Cercana.

Te corroe la conciencia. Te asusta.

Te acaricia. Mas no te lleva todavía.

La muerte. Tan negra. Impasible. Contundente.

Prefiero mirarla de frente. Sin miedo. Valiente.

Será que no la veo. Ni oigo. ¿Acaso se siente?

Le veo irse sin tiempo.

Sin tiempo de un " adiós "

De un " hasta luego".

De un " te quiero".

Sincero. Sin adornos.

Es tan poca la vida y

tan fugaz el pensamiento.

Sus ojos ya sin alma.

Me miraban sin verme.

Me querían en pasado.

Carcoma del cuerpo.

De vida. De alma.

Quería decirle. Pensé en gritarle.

Mas no dió ni tiempo.

Llegó la muerte.

De golpe.

De frente.

Abriendo la puerta,

sin tocar al timbre:

"Hola. Soy la muerte. Vengo a llevarte."

¡Qué poca sensibilidad!

¡Qué crueldad la tuya!

¡Qué intolerante!

Pareces la nieve en primavera.

El suspenso del niño.

Los reyes magos sin regalos.

Me quedo escueta. Escasa.

Eres el fin de mi hoy.

Eres el no hay mañana.

Y ¿qué te diré cuando a por mí vengas?

¿Qué no habré dicho?

Se me agolpan fotogramas de sueños imposibles.

Deseos no cumplidos.

Vocaciones precintadas.

¡Ay! Muerte. Amiga mía.

Me caes bien. Pero ven tarde.

A mi déjame la última. No hay prisa...

Me acabo el Gin Tonic y ya vengo.

Quedamos después de las 12.

Después de mi último sueño.

Después del último abrazo intenso.

¿te parece?

Ya conduzco yo.

Si quieres ya vengo.

Pero tócame el timbre.

Dame tiempo a peinarme...

A dar el último beso...

Necesario.

De cierre a esta corta vida.

Mísera y bonita.

Rosa y gris,

como mis sueños.

Pues ahí te espero.

En el porche, peinada.

Ya sin nada.

Funesta.

La Suelta.