Revista Talentos

Escape en una estrella fugaz

Publicado el 14 septiembre 2013 por Gogol

Mr. Robinson se detuvo y observó las estrellas. Aunque el pueblo parecía lejano, él sabía que aún no había salido del lugar y que si no escapaba rápidamente, lo encontrarían y someterían a crueles castigos. Desde hacía tiempo que había trabajado como un esclavo para la gente del pueblo y ahora, que había logrado salirse del gallinero donde comía y dormía, se sentía liberado. De pronto recordó a su padre, a su madre, a su hermana, a sus parientes que lo apoyaban en todo; recordó su vida antes de entrar al sitio del que ahora huía.

Mr. Robinson observó sus rudas y maltratadas manos y recordó que su piel antes era blanca y que sus ojos verdes parecían brillar de tanta alegría que experimentaba. Ahora su piel estaba morena debido a las faenas en el campo y sus ojos perdieron el brillo gracias a la maldad del poblado. Volvió a mirar las estrellas y rememoró tantas cosas que comenzó a llorar. No podía contra el remordimiento de haber abandonado su hogar por buscar riquezas materiales, cuando de antemano sabía que lo tenía todo en su casa. Ahora, más que nada, deseaba volver, lo deseaba más que ninguna otra cosa en el mundo.

Atisbó una estrella fugaz y recordó que habría lluvia de estrellas esa noche. No había visto en años, cuando era un niño, y en ese entonces pedía a las estrellas deseos de cualquier tipo. Sí, ¿por qué no? ¿por qué no pedir un deseo? Sí, eso haría, lo haría en ese preciso momento. Cayó una estrella y pidió regresar a su casa y no volver a saber del pueblo donde fue severamente maltratado.

Estrellas by Estefanía Aragón

Al día siguiente, Mr. Robinson se hallaba descansando en su casa de campo rodeado de sus seres queridos. Ya no había nada que temer y era libre como los pájaros silvestres. Pudo haber pensado que escapó gracias a su velocidad y astucia, pero él prefiere creer que una estrella fugaz lo transportó hasta donde estaba su casa. La estrella a la que le pidió su deseo lo iluminó y cumplió con lo que le habían solicitado: guiar a un hombre a su hogar.

Mr. Robinson ahora ve las estrellas y sonríe como nunca lo había hecho.

Romina G. ruiz

Publicado por: gogol Share

Etiquetas: Cuentos, Historias cortas


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