Revista Talentos
La necesidad de comunicarme es irrefrenable. Cuando supe que no iba a poder decir nada en un tiempo, ni que iba a poder saber de vosotros, igualmente, mi ánimo se derrumbó. Pero me sobrepuse. Tengo todas las tablas del ataúd llenas de relatos. Ahora, ya sólo necesito algún necrófago insaciable.