Los verdaderos escritores no buscan el placer en la obra terminada; el placer está en el esfuerzo, no en la obra, porque ésta es siempre despreciable para el que la compuso. Quédese para la muchedumbre, en la cual existe un fondo permanente de salvajismo, la admiración de los hechos consumados.
Ángel Ganivet. Extraído de “Ideario”. Afrodisio Aguado. Madrid. 1964.