Revista Literatura

Escritores Negros, editorialmente hablando.

Publicado el 09 septiembre 2011 por Blancamiosi
Por Juan Carlos Vicente.


Imaginen una noche negra, de una oscuridad espesa, inquebrantable para el ojo humano. Imaginen el callejón de una ciudad, de su ciudad si así lo desean, o de una ciudad a la que no dotaremos de nombre ni plano, solo un laberinto de calles, edificios y antiguas cabinas de teléfono desde las que concertar una cita con un informador. Imaginen que alguien les sigue y escuchan sus pasos resonar entre las paredes y la acera que sostiene y registra sus huellas.
Imaginen que suena el teléfono y se dirigen a la cabina. Descuelgan y una voz serena al otro lado del hilo pronuncia una sola palabra: goshtwriter.
Comienza la entrevista.
-¿Cómo surge la idea de crear una empresa como Escritores negros? ¿Procedíais del mundo literario?
EscritoresNegros.com nació de la obviedad: ya éramos escritores, editores, correctores, guionistas, periodistas y creativos, a veces blancos y casi siempre negros o fantasmas cuando trabajábamos por cuenta ajena. Aunque aparecieran nuestros nombres en los créditos (y no siempre) escribíamos y desarrollábamos ideas que no eran nuestras. Se nos ocurrió, pues, gestionar nosotros mismos ese comercio de letras, no depender –solamente- de los intermediarios que nos contrataban (editoriales, productoras, agencias, cadenas, etc.). Pusimos en común experiencias, le dimos a nuestra propuesta una imagen corporativa y dedicamos mucho tiempo e imaginación a posicionarla en Internet. En el ámbito castellanoparlante de ésta apenas había compañías o profesionales que se dedicasen específicamente a ese cometido y por tanto, creímos que podía ser un buen nicho de mercado para una nueva empresa.
-Los “negros literarios” siempre se han encontrado en una situación a la sombra, a día de hoy sigue igual por razones más que evidentes y necesarias. ¿Se ha normalizado la situación de recurrir a empresas como la vuestra?
El negro debe estar en la sombra por definición y por obligación (al menos si pretende continuar siéndolo). Más que normalización, hay curiosidad. Al estar en el escaparate de la Red son muchos los que se acercan a preguntar. Hasta ahora, la mayoría de esos curiosos interesados no tenía acceso a los servicios profesionales que ofrecemos (¿quién conoce a un negro si no está dentro del negocio?). Luego, el cliente que nos contrata, lo hace porque él no puede, no sabe o no quiere abordar por sí mismo la faena de escribir lo que le ronda en la cabeza. De la misma forma que se acude a un fontanero cuando los alicates de casa no dan más de sí. Si hay pudor o culpa, jamás lo preguntamos, como tampoco hacemos juicios de valor sobre lo que nos plantean escribir.Escritores Negros, editorialmente hablando.
En el ámbito cultural anglosajón, el ghostwriter forma parte del entramado editorial y literario como un ente normalizado, algunos incluso son reconocidos públicamente en los agradecimientos que el autor, para el que han trabajado, incluye en sus libros. Junto a su esposa o marido, amante e hijos. El orgullo latino quizá no permitiese llegar a ese nivel de honestidad, pero tampoco es necesario: todos sabemos de qué lado estamos. El fontanero no es dueño de la tubería por haberla arreglado.
-¿Hay un perfil definido de cliente?
No, hay un perfil por cada cliente: un gurú de la narrativa empresarial, un abuelo que desea dejar constancia de sus avatares personales a los nietos, un catedrático apurado de tiempo, un productor que quiere pedir una subvención “con la historia que sea”, un mujer despechada con su amante que guarda todas las cartas que éste le envió, un constructor con una idea “mu güena y original” (sic), un fanático de las estrellas y los planetas, una monologuista de comedia sin gracia, un devoto mexicano de la virgen de Guadalupe que quiere una recopilación de sus milagros en dos semanas, una desempleada que sueña con dar la campanada como J.K. Rowling pero no sabe con qué…
Sí hay perfiles más agradecidos que otros. Cuanto más neófito en la materia es el cliente, más complicado resulta ponerse de acuerdo en determinados aspectos. Un profesional del mundillo sabe lo que quiere, cómo lo quiere y para cuándo (y sabe lo que cuesta, en todos los sentidos). Pero todos son bienvenidos, y se coge mucho oficio cuando tienes que lidiar con un advenedizo (viene a ser como un máster en empatía, y simpatía).
-Realizáis todo tipo de trabajos escritos, ¿actualmente hay una mayor demanda de trabajos encarados a la red?
No necesariamente. En la Red muchos son como Juan Palomo, igual que diseñan una web o crean un blog, se encargan de abastecer esos sitios de contenido literario y audiovisual (muchas veces en detrimento de la calidad del mismo); pero ése es el espíritu que hace de Internet un lugar para todos y de nadie. Por otro lado, las grandes empresas que basan una parte importante de la estrategia comercial en su proyección virtual, cuentan con personal propio, el manido community manager, que se encarga de alimentar al monstruo diariamente.
No obstante, al ser EscritoresNegros.com una agencia online, por pura inercia nos llegan encargos que pasan o son propios de la Red. Sobre todo artículos en blogs, vídeos promocionales, lemas y eslóganes para lanzamientos de productos o servicios. Cosas de ese estilo.
-¿Pensáis que hoy es imprescindible para ser publicado tener un escaparate previo en redes sociales?
Suponemos que ayuda el hecho de que te presentes a una editorial con un público fiel y multinacional ya creado, sin duda. Y ayudará mucho más a la hora de promocionar la obra si finalmente llega a ser publicada: se le estaría haciendo el trabajo al departamento de marketing a escala planetaria (una campaña impagable). Ahora bien, ser muy popular en las redes sociales no garantiza un hueco en las estanterías. Es posible que por cada cíber-escritor-social que lo consiga, diez mil se queden en el camino. Existen otros factores extra literarios y poco virtuales como el coste de oportunidad, los contactos del autor, el poder de su agente o si la temática está de moda a la hora de que un editor apueste por un alias con muchos amigos o seguidores. Lo usual es que terminen pagando por verse publicados (aunque lo nieguen).
-¿Gestionáis este tipo de perfiles en Facebook, Twiter y demás?
Nosotros gestionamos los perfiles de Escritoresnegros.com en Facebook, Twitter, Google+, Linkedin, Xing, etc., y en alguna ocasión, sí, hemos realizado esa labor en lanzamientos de empresas, publicaciones o comunidades. Escribir rápido y breve, sin perder de vista lo literario, tiene el encanto de hacer haikus ad hoc, pero sin ser japonés ni demasiado críptico.
-¿Cómo es la relación con el cliente?
El cliente siempre tiene la razón. Si paga.
-¿Tenéis una total libertad creativa por lo general o el cliente da ciertas pautas?
Suele fiarse de nuestro criterio, sobre todo porque respetamos el suyo, comulguemos o no creativamente con él. Máxime cuando no tiene claro cómo quiere que se haga el trabajo, ahí nos toca descodificar y proponer más que seguir unas pautas. En ocasiones partimos de una somera idea muy genérica que desarrollamos aplicando las indicaciones del cliente aunque rellenándola con propuestas y ocurrencias nuestras (respetando siempre la línea editorial marcada), y otras, nos basamos en documentación ya elaborada, borradores, primeras versiones o incluso obras terminadas que requieren una revisión de estilo o una reescritura más o menos profunda. El bisturí tiene que ser de amplio espectro.
-¿Hay posteriormente una revisión del cliente sobre vuestro trabajo?
Sí. Durante el proceso creativo y tras la entrega del proyecto terminado. Normalmente se pactan por adelantado unos plazos para realizar las correcciones oportunas y el límite de éstas con respecto al contenido total generado.
-¿Si el trabajo no es del agrado del cliente que ocurre?
Procuramos ceñirnos estrictamente al criterio del cliente para que no se encuentre con sorpresas una vez tenga “su” obra entre las manos. Y antes de eso, suele participar en su construcción leyendo y sugiriendo sobre lo que vamos escribiendo. Eso simplifica bastante a la hora de acertar. No hemos tenido enmiendas a la totalidad, en todo caso, puntualizaciones y matices que se valoran y se introducen tal cual o con un cierto retoque.
Si hay una buena comunicación desde el principio, el resultado final satisface a todos. Si nos ha pedido que lo hagamos es porque él no sabe o no puede hacerlo. La gente tiende a agradecer que hayas puesto palabras a sus pensamientos.
-¿Se reescribe, se pagan honorarios aunque no se publique?
Cobramos se venda o no venda, se publique o no se publique (el trabajo de escritura es el mismo en cualquier caso). Y si hay que reescribir, se hace hasta un límite pactado. A partir de ahí, si el cliente desea seguir introduciendo cambios (que no estaban recogidos en las pautas iniciales o que son ocurrencias a posteriori), o bien se negocia de nuevo un precio en función del volumen de trabajo o bien se encarga él mismo de hacerlo.
-¿Cuáles son los encargos más habituales?
Novelas, ensayos, libros de auto ayuda y coaching, guiones de cine originales y adaptados, memorias/biografías, artículos periodísticos y académicos, tesis doctorales, correcciones de estilo y ortotipográficas. Alguna vez nos ha caído un pregón o un discurso político. Y hasta una carta de amor (de la que nunca supimos si surtió efecto).
Escritores Negros, editorialmente hablando.-¿No hay arrepentimiento si luego un encargo se vende bien, es decir, no surge en algún momento la idea de “esto lo tenía que haber publicado con mi nombre”?
Por lo general, el cliente arriesga bastante más que nosotros, puesto que realiza una inversión sin tener la seguridad de que ésta vaya a dar sus frutos. Y si el encargo se convirtiese en un súper ventas, recurriríamos al lugar común de “gajes del oficio” para consolarnos. En todo caso, nos alegraríamos por el cliente-autor que lo consiguiese y esperaríamos que contara de nuevo con nosotros para segundas y terceras partes de ese best-seller. O para la presecuela. O para el índice…
Y hasta que se demuestre lo contrario, somos libres de publicar como escritores blancos, con nombre y apellido, la producción propia que tengamos en los cajones.
-¿Hay más trabajos realizados por escritores negros (como profesión) de los que los lectores nos pensamos?
Sería complicado calcular siquiera aproximadamente el porcentaje de trabajos con negro incorporado. No es un dato del que se ocupe el Instituto Nacional de Estadística, y no creemos que las editoriales y los autores estén por la labor de que se haga público. “Haberlos, haylos”, de eso damos fe.
-Si encargáramos una novela, digamos de corte y temática comercial, de alrededor de unas 350 páginas, ¿Cuál sería el coste aproximado?
Los presupuestos son personales, confidenciales e intransferibles (no vamos a dar esa ventaja a la competencia). El precio se fija en función de unos parámetros más o menos estándares (número de palabras, de páginas, plazo de entrega, etc.) y de otros más difíciles de cuantificar genéricamente (temática, tiempo dedicado a investigar, documentación necesaria, estilo concreto demandado). Digamos que esos presupuestos son a medida como lo es la propia escritura. Si no, estaríamos fabricando chorizos en serie con márgenes y tapas blandas. Nosotros somos artesanos en cadena y 2.0.
-¿Los beneficios son simplemente por encargo realizado, o también hay acuerdos sobre las futuras ventas de la novela?
Todo es negociable. Pero pactar un porcentaje sobre el precio de ventas (para rebajar el coste de la escritura) sólo sería posible si esa novela ya estuviese comprometida, existiese un contrato firmado con la editorial que lo atestiguase y el cliente-autor tuviera un currículum que lo avalase como inversión segura. Y en ese supuesto, el menos interesado en repartir beneficios sobre ventas sería el propio autor, con toda la razón de mundo. Como principio empresarial, no jugamos a la ruleta. Juntamos palabras para al final juntar monedas, no promesas.
-¿Qué opinión os merece el panorama literario actual?
Decía el Premio Nobel de Literatura Isaac Bashevis Singer a raíz de una pregunta similar que “en todas las culturas y en todas las épocas, el 80% de la producción artística no merece la pena y el 20% restante tendrá que esperar cincuenta años para saber si le pasa lo mismo”. En el panorama actual hay mucho de circo mediático, literatura poco biodegradable y autores mayúsculos que están por encima del bien y del mal (no los citamos para que no parezca que trabajamos para ellos).
-Por último, para trabajar con vosotros como escritor, ¿qué pedís en un currículum?
Que las tildes estén en su sitio.

Fuente: CULTURAMAS, la revista de información cultural en Internet

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