Escritores suicidas (iii): alfonsina storni

Publicado el 20 julio 2014 por Anabel

Alfonsina dando una conferencia


Hasta ahora hemos tratado con escritores que se suicidaban, han pasado varios meses y veo que la entrada del suicidio de  Stephan Zewig y Lotte  y el cómic referente a ese suceso son de las que más se leen. Así que ya que os gusta he decidido retomar el tema  (no puede hacerme tanto daño, ¿no?). En esta ocasión no voy a hablar de hombres, será una mujer la protagonista: Alfonsina Storni. Maestra, feminista, actriz, sindicalista poeta... (alguno se espantó con lo de feminista, peor para él)

Conocí a Alfonsina, mucho antes de saber quien era Alfonsina Storni. La conocía a través de la canción de Mercedes Sosa, Alfonsina y el Mar, (a mi padre siempre le gustó mucho Mercedes Sosa)  Recuerdo que me ponían los pelitos de punta el estribillo de la canción

Te vas Alfonsina con tu soledad¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?Una voz antigua de viento y de salTe requiebra el alma y la está llevandoY te vas hacia allá, como en sueños
Dormida, Alfonsina, vestida de mar.

Alfonsina Storni nació en Suiza en 1892, llegó a Argentina cuando tenía 4 años a la provincia de San Juan. Allí establecieron una fábrica de Cerveza en San Juan, aunque en pocos años la familia se establecería en la ciudad de Rosario. Podría seguir contando su infancia, pero mirad... mejor lo leéis en la wikipedia, que lo ponen más bonito y cuidado y además así os enteráis si su padre era "raro y melancólico" o tenía problemas con el alcohol... o las dos cosas. Lo cierto es que como muchos niños de la época (y otros tantos ahora), Alfonsina dejó de estudiar pronto y se dedicó a ayudar a la subsistencia de su familia, pero hacer de camarera en el negocio familiar no le gustaba mucho y  se dedicó a ser actriz durante un tiempo y no sólo eso también ejerció como maestra, celadora, cajera de farmacia, directora de colegio, articulista ...

Esta mujer, poeta y autora de obras de teatro fue una adelantada a su tiempo;. feminista y madre soltera desde 1911, sacó a su hijo adelante con el sudor de su frente y su obra literaria. Hacer ostentación de su condición de madre soltera en su obra La inquietud del rosal, allá por 1916 le valió la consideración de impúdica y provocó que la obra se vendiese poco y que terminaran por despedirla de dónde estaba trabajando.
Pero no se rindió, ¿por qué no se rinden los escritores?, ¿por qué los artistas no cesan en su empeño cuando fracasan? Ni idea, oiga usted, algo debe haber en esas cabezas que impide que se deje del todo el papel, el lápiz o las pinturas, la música y lo demás. Algo por encima del dinero, del éxito... vaya usted a saber.
Alfonsina continuó trabajando duro y llegó a ser una escritora conocida internacionalmente. Su relación (de amistad o algo más) con Horacio Quiroga es una de las partes sobre las que más se incide en su biografía, pero como ya sabéis (mal parafraseando a Paco Umbral): yo he venido aquí a hablar de su muerte.
Parece que  todo se inicia con el diagnóstico de cáncer de mama. Se le practicó una mastectomía en 1935 que le dejó cicatrices físicas evidentes y emocionales, pero además la intervención no consiguió terminar con la enfermedad. Se dice que siempre había sufrido depresión, y "nervios" (como se decía antiguamente) y el cáncer, su tratamiento  provocó un empeoramiento de esas patologías, a parte de padecer graves dolores que le dificultaban vivir con normalidad. No sé, antes en cuanto te salías un poco de la normalidad, se decía que padecías de "nervios" así que no sé si realmente Alfonsina padecía una enfermedad o se limitaba a enfrentar la vida de forma diferente a otros.


Así la enfermedad y la idea de la muerte rondan a la poeta que decide irse al Mar de la Plata. Me pregunto si ya habría decidido quitarse la vida, antes de iniciar el viaje, o si fue allí donde consumó la idea, que según todos los testimonios, le rondaba hacia tiempo.
El suicidio aparece siempre como una solución definitiva ante un problema irresoluble, una vía de escape para los que se encuentran extraordinariamente angustiados. Si en el caso de Zweig la amenaza era la guerra, en el de Salgari, la pobreza. Para Alfonsina posiblemente la enfermedad, su gravedad y secuelas son el detonante último de que con sólo cuarenta y seis años decidiera terminar con su vida. Una mujer que había sido tan valiente, tan luchadora, que había decidido llevar su poesía y su hijo por bandera, no pudo sobrevivir al dolor y a la enfermedad.  
Su cadáver se encontró en la playa el día 25 de octubre de 1938. He encontrado hasta tres versiones sobre su muerte. Dos de ellas, las más conocidas tratan el suicidio como medio para poner fin a su vida. En una de ellas la poeta se arrojó desde la escollera del Club Argentino de Mujeres, allí se encontró uno de sus zapatos. En la otra versión, mucho más romántica, Alfonsina se va introduciendo, vestida con una túnica blanca en el mar (como Virginia Woolf hizo en su momento, en un río). Pero he encontrado otra versión que habla de accidente, y la narra un señor que supuestamente encontró su cuerpo en la playa. Creo que lo que sucede es que nos cuesta mucho aceptar que alguien decida quitarse la vida. 

Alfonsina Storni


Dadas las circunstancias externas: cartas que envió, poemas que escribió...me parece más verosímil el suicidio y no muy romántico, para qué voy a engañaros. En realidad el suicidio nunca me ha parecido romántico, sólo doloroso, tanto para el suicida, como para su familia y amigos que quedan, la mayor parte de las veces, sumidos en un desconcierto doloroso y en un constante preguntarse: ¿qué se pudo hacer?
Voy a Dormir fue su último poema, esclarecedor a la vista de las circunstancias. Evidentemente Mercedes Sosa lo adaptó a la hora de hacer su canción, espero que os guste
Dientes de flores, cofia de rocíomanos de hierbas, tú, nodriza fina,tenme prestas las sábanas terrosasy el edredón de musgos escardadosVoy a dormir, nodriza mía, acuéstame.Ponme una lámpara en la cabecera;.una constelación; la que te guste;tocas son buenas; bájala un poquito.Déjeme sola : oyes romper los brotes...te acuna un pie celeste desde arribay un pájaro te traza unos compasespara que olvides... Gracias. Ah, un encargo:si él llama nuevamente por teléfonole dices que no insista, que he salido