En cada uno de sus díashay un hueco,una trampa que oscureceal sol.Un café negro de gaviotas,un cielo fugitivo.En el fondo lejano ha visto los cristalesde octubrecon su trémula realidad,y el salto de los asesde luna sin lunaherrumbrando los pasos del misteriosin temerle al delirioni a la muerte.Ya no se emociona con el llantoni goza con el amor ni huele ese aire dulzónde las primaveras.Su piel transparenta,algunos músculosy las venas no están tensas.Ya no le hiere el díacon ostentosos gestosni su voz miente rebeldías.Casi nadie lo ve,sólo los entrenados.La mortaja se preludiaentre salmos siseados.No lo sorprende, ya,el espanto del desamparo.Enhebra sus horas con palabrasy silencioscon idéntica puntada.El hastío es un amigo cercano,casi íntimo.Su futuro es un huérfano pálidoque solloza inaudible.Y mira sin más luz…Y se promete que mañana,mañana mismo,abrirá la puerta de su cuartopara irse caminandopor ese parque tan verdetan azultan blanco, que tantas veces ha soñado