
Es tan larga la noche poblada por entrecortadas pesadillas, hilachas de recuerdos restallando en forma de fulgores.
Y ese olor a madera aferrado a mi infancia...
He hundido lentamente mis dedos en la sombra tan dulce como aciaga, que se vuelve más densa mientra repta hacia la madrugada.
Todo tiene un final, todo un principio que ninguno conoce con certeza por más que no lo diga.
El sueño deshilvana poco a poco todos mis pensamientos.
Y ese olor a madera...