Revista Literatura

Eso del Twitter

Publicado el 07 febrero 2012 por Gasolinero

Artículo publicado en eldiariofénix.com

Uno, que se declara blogguer nada tecnológico, va a intentar pergeñar un artículo sobre la red de redes: Twitter, la red del pardal azul… Porque a mí el pájaro que identifica el invento me parece un gorrión, añil, como los zócalos manchegos, que según cuentan se ponían de esa guisa  para alejar a los duendes. Y encima he aceptado como normal que tenga el color de los periquitos. Aquel trueno vestido de nazareno, que diría el poeta.

Llegué a la mentada red por casualidad y casi al poco de su nacimiento. Lo usaba como una suerte de agregador de contenidos del blog. Cuando publicaba, mandaba el enlace a Twitter. Me empezó a seguir gente de ignotos y lejanos países y con complicados alfabetos y servidor hacía lo propio. Por supuesto que ignoraba la pregunta que ornaba la caja en la que se introducía el texto: “what happens?” ya que con mi epatante nivel de inglés pensaba que el pajarico inquiría mis actos del momento. Uno en su desconocimiento no alcanzaba a imaginarse para qué querría saber el pardal o nadie lo que estaba haciendo. Mi andadura twittera comenzó el 15 de abril del 2008. En aquella primera época no me preocupó absolutamente nada el tope de 140 caracteres (el haber estudiado dactilografía en mi mocedad con el afamado “Método Caballero de mecanografía al tacto”, me hace adjuntar mentalmente “por minuto” cuando leo, escribo o digo “caracteres”).

En una comida de amigos en diciembre del 2009, una agreste caldereta de cordero en el monte. Uno de ellos, a la sazón dueño de la casa que nos acogía, me preguntó:

—Gasolinero ¿conoces Twitter?

—Sí lo conozco, lo tengo además, pero la verdad es que no me llama en absoluto la atención decirle a nadie lo que hago y creo que a nadie le importe las cosas que hago.

—No sólo es eso, se trata de interactuar con personas, generalmente importantes en su campo y que aportan conocimiento. Harías buen papel en ese sitio. —y más cosas que no vienen al cas0.

Eso del TwitterTras  pensármelo unos días y una vez pasadas las navidades (año nuevo, vida nueva) me apliqué al Twitter. Comencé mi reencarnación redil lanzando lo que venían ser gritos en el desierto: solo me seguían los cuatro que escribían en sanscrito, anteriormente mentados, y un italiano que tenía un escudo de fútbol como foto de perfil. Afortunadamente conté con la ayuda de Alfonso Piñeiro @alfonsopineiro, un periodista al que descubrí mientras twitteaba un evento sobre el cambio climático que se celebraba en Albacete. El hombre me fue guiando por los intrincados entresijos de la rede pajarera, me explicaba la diferencia entre Twitter, twitter y tweet, me instruía en la confección y redacción de un re-tweet; nunca podré agradecérselo.

Cuando re-llegué estaban por allí @fmlopez48, @jjimenez, @Berta1974, @fgarrobo , @dabecas , @julietacuadrado, el mentado Piñeiro y un tipo de Albacete que salió haciendo fú cómo los gatos. La adquisición de un Smartphone de esos y la emisión del programa Twisión de @melchormiralles supuso el vadeo del Rubicón twitteril y mi afirmación como twittero dicharachero.

Y por aquí andamos. Para un servidor Twitter es la única red como tal, el contacto es directo, te puedes dirigir a cualquiera y cualquiera se puede dirigir a ti. Todo el mundo puede aportar su opinión y todo el mundo la puede rebatir. Me seduce el concepto de “conocimiento abierto”, me conmueve la posibilidad de recibir ayuda de quien sabe o proporcionarla, con lo poco que uno sabe, a quien lo necesite.

Me comporto en Twitter como la haría en la plaza de mi pueblo (mi concepto de la red es la de una plaza elevada a la enésima potencia) saludando, respondiendo y tratando de ser amable con todos. El mayor halago que me han dedicado, en una de esas maravillosas reuniones de twitteros, ha sido que en persona soy como en la red, que hablo como twitteo. Confieso que soy un desastre en la taxonomía twittera, no hago listas, no he dejado de seguir a nadie, no uso ninguna utilizad ad-hoc.

Y nunca me he peleado con nadie (dos no riñen y tal).

Gracias al Twitter he conocido a gente que de otra forma hubiese sido imposible; dar a conocer mis escritos; reconducir mi maltrecha situación laboral. Y sobre todo, gracias al pajarillo puedo formar parte de la creación de este ilusiónate proyecto que es eldiariofénix.com.

 Muchas gracias a todos por aguantarme.


Volver a la Portada de Logo Paperblog