El préstamo del que se habla es de un máximo de 100.000 millones de euros, cantidad que irá destinada a financiar a aquellas entidades que tengan problemas dentro del sector financiero, las cuales rondan el 30% del mismo. La concesión de esta ayuda, que recibirá el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), no viene acompañada de la exigencia de reformas y ajustes fiscales extras y se inyectará sólo a las entidades que lo necesiten. Gracias a esta inyección de liquidez los bancos que reciban estas ayudas podrán ser más solventes y volverán a conceder préstamos, pues si no se consigue que el dinero fluya hasta las empresas y ciudadanos no habrá forma de empezar a levantar la economía y el consumo.
La concesión del préstamo viene acompañada de unas condiciones a priori favorables que se determinarán en los próximos días con un tipo de interés más bajo que el que exige el mercado en la actualidad para comprar deuda pública española.
De todas formas no se formalizará de manera oficial la petición de ayuda hasta que el Gobierno reciba los informes de dos auditoras independientes (Roland Berger y Oliver Wyman) que se espera estén listos para el 21 de junio.