Una cuestión muchas veces desconcertante para el genealogista es el hecho de que una misma población haya estado sujeta a diferentes dependencias en lo civil, eclesiástico y militar a lo largo del tiempo. Esto supone que los archivos a investigar no son siempre los que corresponderían según los actuales límites que conocemos.
En lo relativo a la organización eclesiástica de España, conocer esta evolución es importante por cuanto los archivos episcopales conservan documentación de sumo interés. Especialmente la sección relativa a expedientes matrimoniales, pero también las de capellanías (vinculaciones destinadas a clérigos, que generaban muchas veces pleitos con aportación de genealogías), documentación sobre religiosos, incluyendo sus expedientes (en muchos casos con pruebas testificales y documentales de filiación) y en general pleitos y muy diversas cuestiones tanto materiales como jurisdiccionales donde es posible encontrar numerosísimas informaciones personales, tanto de eclesiásticos como de laicos.
Las nuevas diócesis han recibido en algunos casos documentación histórica relativa a su territorio, pero gran parte de los fondos han permanecido en los archivos de las antiguas sedes episcopales.
Aunque sería muy prolijo describir con detalle la evolución de las diócesis españolas, podemos sintetizarla en tres grandes etapas mostradas en los siguientes mapas:
-Desde el siglo XVI hasta el Concordato de 1851
Fuente: Torres Villegas, F.J. Cartografía hispano-científica o sea los mapas españoles: en que se representa a España bajo todas sus diferentes fases, Impr. José María Alonso, Madrid, 1852.
Este mapa de la división eclesiástica de España anterior al Concordato con la Santa Sede en 1851 es en esencia el que había permanecido vigente desde el siglo XVI. Llaman la atención las inmensas archidiócesis de Toledo y Santiago de Compostela en las que aún se delimitaban territorios exentos pertenecientes a las órdenes militares. Por otra parte se puede observar que el número de diócesis era mucho menor al actual.
Es una división heredada aún de los reinos medievales y que contrastaba enormemente con la división política, muy especialmente tras el surgimiento de las provincias, tal como las conocemos hoy, delimitadas por Javier de Burgos y vigentes desde 1833.
-Del Concordato de 1851 al de 1953
Fuente: Torres Villegas, F.J. Cartografía hispano-científica o sea los mapas españoles: en que se representa a España bajo todas sus diferentes fases, Impr. José María Alonso, Madrid, 1852.
El Concordato de 1851 produjo numerosas modificaciones en la división eclesiástica de España, como puede observarse. Se redujo la extensión de los arzobispados mayores y se le da este rango a Valladolid, hasta entonces sufragánea. Es un mapa más compensado, con la unión de algunas diócesis, la creación de otras y el trasvase de algunos territorios entre las sedes metropolitanas.
Pasa a ser una distribución más acorde con el mapa político español pero aún así con numerosas diferencias, que se mantendrán poco más de un siglo hasta el siguiente Concordato.
-Del Concordato de 1953 hasta la actualidad
Es precisamente el deseo de adecuar la división eclesiástica a la política lo que motiva que en el siguiente Concordato entre España y la Santa Sede, en 1953, se establezca que para “evitar, en lo posible, que las diócesis abarquen territorios pertenecientes a diversas provincias civiles”, ambas partes “procederán, de común acuerdo, a una revisión de las circunscripciones diocesanas”, a lo que se añadía el compromiso por la Santa Sede de eliminar los enclaves, territorios de una diócesis situados dentro de otra.
Este proceso ha sido progresivo y en algunos casos tan reciente como la creación de la provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz en 1994 cuyo territorio es actualmente muy similar al de la comunidad autónoma de Extremadura, aunque aún se mantienen varias vicarías extremeñas bajo dependencia del arzobispado de Toledo.
© Antonio Alfaro de Prado