Anoche, miércoles 25 de julio de 2013 a las 21.00 horas, a tan solo 3 kilómetros de su destino el ferrocarril que trasladaba a 221 personas desde la provincia de Madrid hasta la estación de Ferrol en Santiago de Compostela tuvo un desafortunado y cruel accidente que ha acabado con la vida de más de 70 personas, sin contabilizar los numerosos heridos de gravedad que ascienden a los 130.
A pesar de que ayer dieron buen tiempo para hoy en toda España, esta mañana amaneció tremendamente oscura, quizás más caótica que de costumbre. El sol no brillaba como nos tiene acostumbrados en estos días de verano, a penas era percibible por la vista humana, una oleada de almas lo ocultaban tras sus sombrías capas de luz. Las lágrimas de los familiares encharcaban los cielos con sus desoladores llantos y la ayuda de los miles de sanitarios y voluntarios levantaban una niebla espesa de desolación por las tierras gallegas. Sólo había silencio en los vagones y gritos en las proximidades de los carriles. Se iba un centenar de vidas dejando un angustioso dolor en el mundo de los vivos. Ya nada volverá a ser como antes. Cientos de familias no volverán a disfrutar de las caricias de sus seres queridos, no volverán a compartir días de felicidad con los que se han marchado. Miles de personas están rotas por dentro; un cachito de sus esencias se han desprendido de ellos y deja en su lugar un agujero de tristeza y soledad. No volverán a ser los mismos, no volverán a sonreír con el mismo ahínco.
Hoy España esta de luto. Por los familiares de los que aquí hoy ya no están, por el centenar de heridos que se debaten entre la vida y la muerte en los hospitales de Galicia y, sobre todo, por los fallecidos, mantengamos 72 horas de silencio y respeto, por lo que se ruega no actualizar ninguna red social ni blog a partir del pésame. Mis lágrimas se unen a esta tragedia y todas mis fuerzas y energías positivas van para ellos y para los heridos. ¡Mucho ánimo amigos míos y espero que os recuperáis pronto!