Sólo tengo ganas de perderme entre las sombras…
Y es que hay momentos en los que las piezas encajan y no le debes nada al universo.
Pero puede que el aire me siga matando mientras observo mi mundo.
Descubriendo una realidad que no gusta.
Que odio.
Nunca nos conformamos, porque es más fácil llorar lo que deseamos que buscar y apreciar lo que ya tenemos. No existe ningún mensaje entre estas líneas. Joder, ¡que se pare el mundo si hace falta! Yo no vengo a salvarme, sino a ser redimido de aquello que me quema por dentro. Y es que tal vez no estamos haciendo lo correcto, y todo esto de la evolución de la especie humana y de la crisis económica mundial no sean sino más de lo mismo.
Esta es otra pataleta más.
Pero maldita sea, por un momento trata de cerrar los ojos e imaginarte el mundo en el que vives. Un lugar en el que no hay espacio para todos, porque no somos iguales. Porque ya no existe ningún sentimiento de humanidad, ahora todo va por fronteras y países.
Me rio yo del patriotismo.
Solamente es necesario salir a tomar una cerveza a un bar, sentarse en la barra y esperar a que surja el tema en cuestión, porque al final acaba siempre surgiendo. Y me hace mucha gracia, porque es en las barras de los bares en donde se analizan los grandes problemas de la sociedad en la que vivimos, sí, sí en ESPAÑA. Y me encantaría ver en marcha todas las soluciones que proponen todos aquellos que dicen haber vivido una guerra y respetar los tiempos del “caudillo”.
Que ya está bien de idolatrar iconos del pasado y otorgarse medallitas por vivir tiempos en donde no había tele o internet, pasar hambre y todas aquellas miserias con las que nos aburren a veces estos personajes a los que me refiero, y a los que llamaré “políticos de farra”. Pues bien, a todos vosotros, “políticos de farra”, deciros que nuestra generación no es tan afortunada como nos obligáis a creer, porque vamos a tenernos que chupar un declive mundial de cojones por culpa de toda esa mierda de globalización y políticas mercantilistas. La cosa es mucho más compleja de lo que jamás puedan entender todos estos buhoneros de los que hablo. Hablar es muy fácil, y más aún cuando critican a un gobierno y a una forma de hacer las cosas que rompe con su mundo.
Sinceramente, me parece que con este mundo globalizado, realmente no se llega a ninguna parte. Que nadie lo malinterprete, yo soy de los idealistas idiotas que piensan ¡viva el mundo sin fronteras! Pero lo cierto es que, el punto más importante de la globalización debiera ser precisamente aquello que más se echa en falta, la unidad. Y es que nos dividimos por países y estados, regiones y provincias, ciudades y pueblos, sectores, suburbios, barriadas, calles, etc. para al final acabar desarrollando un enfermizo sentimiento de la propiedad, que sinceramente me parece antinatural.
Por supuesto que son las palabras de un estúpido las que construyen estas líneas, pero más estúpidos son para mí todos aquellos que mueren defendiendo una bandera, engañados por la idiosincrasia y el honor que les une. Tal vez sea yo, que soy un patriota detestable, un monstruo o un engendro que no ama a su país ni se siente arraigado en sus costumbres. Tal vez. Pero el mundo funcionaría mejor sin estas barreras mentales. Claro que también viviríamos mejor si no existiera Belén Esteban.
Dejando de un lado esta “barbaridad” que acabo de decir, desprestigiando y deshonrando a todos aquellos que dieron su vida durante la guerra civil (en España) y en general, en todos los conflictos bélicos, puedo decir que si bien ese no es mi objetivo, pues ninguna persona se merece tal cosa, me da igual que lo penséis, porque simplemente se trata de una reflexión. Y es que aún sigue habiendo ejércitos y personas dispuestas a sacrificarse por UNA CAUSA, UN PAÍS o vaya usted a saber qué honrosos motivos. Y ni yo ni nadie vamos a poder impedirlo porque la máquina lleva en marcha desde la propia existencia humana.
Y es que tal vez esté en nuestra naturaleza el matarnos, y crear esos conflictos, tal vez la selección no opere a nivel de grupo ni del individuo, ni tan siquiera a nivel de los genes, tal vez la selección actúa a nivel macroscópico sobre las guerras y las grandes catástrofes humanas. Tal vez sólo sean subidas y bajadas en la bolsa de Wall Street lo que mantiene a la especie humana.
Pero para selección natural están los “políticos de farra”. Cuando ustedes vivían, señores míos, la vida no era tan compleja como lo es ahora, donde una sonrisa se puede apreciar desde una pantalla y puedes a la vez aprender a matar. El mundo es un doble mundo, una doble historia y existe un trasfondo sucio y oscuro debajo de cada sociedad. Ya no es necesario tener que trabajar duro para poder conseguir el pan, pero sufrimos de graves problemas relacionados con el exceso de comida y nuevos complejos empujados por las modas. Vivimos en un mundo de locos, en una auténtica selva de marcas y comodidad, que no desearía a nadie. La vida ya no se soluciona con “las tres reglas” de las que tanto se enorgullecen. La ignorancia no es una virtud, ténganlo siempre presente.
Sinceramente, tenemos una vida futura realmente dura. En Europa, especialmente empiezan a sentirse los vaivenes del juego americano de nuevo y nuestro país, no es una potencia precisamente como para que tratemos de ignorar la que se nos viene encima. Y es más, las grandes potencias europeas, como son Alemania o Inglaterra ya están tomando medidas que aquí se tacharían de dementes (despidos de más de 10000 funcionarios y recortes de 80 mil millones de euros por parte de la primera, por ejemplo). El problema de este mundo tan globalizado es que acaba siendo como las fichas de un dominó, en donde los efectos en cadena triplican los daños y amplifican enormemente las consecuencias.
“¿Tú que sabrás si no trabajas?” Precisamente por eso puedo darme cuenta de ello, porque no estoy cegado por la necesidad de llegar a fin de mes. Cuando hablo, lo hago sobre el papel, porque es imposible decirlo en alto y que no suene a locura. Pero lo cierto es que en esta enorme barca azul, viajamos todos y cada día dependemos más los unos de los otros y no queremos darnos cuenta, y tratamos de alejarnos y de refugiarnos en banderas.
El rico nunca dejará de ser rico porque jamás se apiadará de los pobres. Pero tampoco los pobres, fieles de la eucaristía común de la insatisfacción, cederán ante los ricos. Pero me gustaría que todos aquellos que tanto critican a los que viajan desde África hasta aquí en busca de una vida mejor, piensen en el rostro de un niño que está apunto de morir de hambre o que jamás tendrá la oportunidad de una vida. Y no es que les desee a todos los niños de los “terceros” mundos vivir una vida como la mía, las suyas son diez mil veces más auténticas, pero me da rabia que interfiramos en estos países en donde la escasez es la causa de nuestra opulencia, y nuestras necesidades. Quizás algún día tenga que cruzar algún mar en busca de trabajo y comida, y una vida para mi familia, entonces recordaré las palabras de todos aquellos que criticaban a quienes hacen eso ahora, y les maldeciré lamentándome no haberles dicho esto. Nunca sabemos las vueltas que puede dar la vida.
A todos aquellos que vivieron esas vidas tan terribles y pasaron hambre y miedo por las guerras, sólo me queda decirles que no deberían pensar que es algo digno de contar, porque no es más que el reflejo de la putrefacción humana y de una sociedad que se dejó engañar por charlatanes y por una bandera. La vida sigue y su legado es aún más triste.
Estimados sres. dejen de ser hipócritas y háganse cargo de la terrible situación en la que vivimos viviremos.