Es una receta muy sencilla pero muy sabrosa. Hoy arropamos los espárragos con salmón ahumado y el gratín lo hacemos con una mayonesa casera ligera, pero se puede cambiar esta por un queso cremoso, y si queremos otro cambio o no nos gusta el salmón ahumado podemos cambiar este por jamón.
Unos espárragos (blancos, trigueros o incluso en conserva)
unas lonchas de salmón ahumado
Lo primero que es esencial en esta receta es comprar bien los espárragos frescos, los buenos son los que tienen las puntas cerradas y compactas y su tallo es recto y firme. No son aconsejables los que presentan golpes o manchas, ni demasiada tierra en el tallo. Una vez comprados se pueden guardar en la nevera, la mejor manera es envolverlos en un paño húmedo, así duraran un par de semanas, si los metemos en una bolsa de plástico se pondrán malos en unos días.
Cuando se van a utilizar hay que lavarlos y pelarlos (esto es importante) con un pelapatatas de la cabeza a la base.
Una vez pelados se unen en manojos y se ponen de pie en un recipiente con agua sal y limón sin que el agua cubra las puntas para cocerlos.
Los trigueros (sobre todo los pequeños) pueden cocinarse a la plancha en vez de cocerse.
Si tenemos los espárragos cocidos o los de lata, los escurrimos bien y los secamos, preparamos una sartén con un poco de aceite y los sellamos. Reservamos.
Cortamos la cebolla en brunoisse y pochamos con una pizca de sal.
En un plato ponemos los espárragos reservados y sobre ellos una capa con la cebolla pochada. Sobre esta poner las lonchas de salmón arropando los espárragos menos la punta.
Una vez que se tiene la mayonesa hecha se pone una capa sobre el salmón ahumado y se gratina (se puede usar el soplete o el grill del horno). Se sirve templado. Como ya he dicho antes podemos cambiar la mayonesa por queso cremoso y también cambiar el salmón por jamón.
Ya me contaréis pero el maridaje de la cebolla pochada con el espárrago y salmón es rica, rica.