Por: Henry Huamán M.
Clint Eastwood como director de cine
Considerado por muchos como el último director clásico, Clint Eastwood se ha sabido ganar un espacio en el mundo del séptimo arte, sin lugar a duda es uno de los pocos grandes cineastas vigentes en la actualidad. El también actor estadounidense nacido 1930 acabo sus estudios primarios, en plena época de la Gran Depresión, tuvo que ganarse la vida en diversos trabajos: fue leñador, albañil y obrero metalúrgico. Después de pasar cuatro años en el ejército, en 1954 trató de hacerse un lugar en Hollywood como actor secundario. Debutó en la Universal, en títulos relacionados con la serie La mula Francis.
Pero fue en Italia donde hizo fama y fortuna con el personaje del "Hombre sin nombre", el héroe de los geniales westerns de Sergio Leone: Por un Puñado de Dólares (1964), La Muerte tenía un Precio (1965), y El Bueno, el Feo y el Malo (1966), consideradas obras canónicas del spaghetti western (producciones de bajo presupuesto basadas en el western americano realizadas en Europa, especialmente en Italia).
El Bueno, el Feo y el Malo (1966)
De las tres, El Bueno, El Feo y el Malo es el spaghetti western por excelencia, a caballo entre la contundente efectividad expositiva. Con el trasfondo lejano de la guerra de Secesión, tres malhechores sin escrúpulos conocidos por los sobrenombres del título se dedican a seguir por separado la pista que les lleve a la localización de un botín, sembrando de cadáveres los áridos paisajes que atraviesan. En lo que respecta a la imagen, es una película sorprendente tanto en cuanto a la planificación como a la fotografía en tecnicolor. Esta especie de trilogía catapultó a Eastwood al estrellato, ayudándolo a consolidar su imagen. Su carisma, su perfil alto y algo desgarbado y un rostro seco, con una reducida gama de gestos aunque de gran expresividad, le convertirían con el tiempo en uno de los actores más apreciados de Hollywood.
De regreso a los Estados Unidos, Eastwood fundó la productora Malpaso y acrecentó su prestigio a partir de su colaboración con el director Don Siegel, en especial a través del personaje de Harry Callahan, un policía con maneras muy particulares, duro, violento, autosuficiente y no desprovisto de cinismo.
Harry el Sucio (1971)
El primer título de esta serie fueHarry el Sucio (1971), filme que le dio el espaldarazo definitivo y del que se rodarían cuatro secuelas.
Harry Callahan es el arquetipo del rudo y violento defensor a ultranza de la ley. Hombre de acción, violento y amargado, se toma la justicia por su mano y no tiene otra salida que rebelarse contra las normas que considera injustas. Calificada por la crítica como película de tono fascistoide, sus seguidores sólo ven en Callahan a un personaje creado en base a los principios del más puro romanticismo, con su propia moral, independencia de normas y libertad de acción. Poco a poco, en las siguientes películas, el personaje adquirió mayor sentido del humor y perdió parte de su violencia.
A lo largo de los años setenta, Eastwood trabajó para otras productoras con las que obtuvo importantes éxitos, como La Leyenda de la Ciudad sin Nombre (1969), con dirección de Joshua Logan, un western atípico rodado en clave musical que no obstante logró conectar mayoritariamente con el público. Eastwood dio muestras de poseer un especial olfato cinematográfico no sólo para intervenir en filmes que le proporcionaban dinero y fama, sino también para descubrir valores jóvenes a los que ofreció la oportunidad de intervenir en un cine con importante proyección comercial; es el caso Michael Cimino, con quien trabajó en Un Botín de 500.000 Dólares (1974).
Después de interpretar a diversos personajes como actor, Eastwood tomo una decisión, convertirse en director, tomando ejemplo como John Ford o Sergio Leone, Clint Eastwood se ganó poco a poco el respeto de la crítica por su clásico enfoque de la realización y por su capacidad para manejar la acción con fluidez, sin restar por ello profundidad psicológica a los personajes ni fuerza dramática y humana a los conflictos planteados. En ocasiones sumó a su labor de director la de intérprete de sus propios filmes, sin que una actividad ahogase a la otra.
Comenzó con Escalofrío en la Noche (1971), un inquieto thriller que despertó la atención de la critica, esa misma década dirigió un gran western Infierno de Cobardes (1972), y desde de los ochenta, una serie de títulos destacados demostraron su valía como realizador. Así, dirigió y protagonizó los filmes El Hombre de Honkytonk (1982), un melancólico filme, Impacto Súbito (1983), donde remitiría notablemente su papel de Harry Callahan y El Jinete Pálido (1985), un western de reminiscencias bíblicas donde consiguió actualizar un género que parecía agotado por el cambio de los gustos del público. Su película Bird, basada en la vida del saxofonista Charlie Parker (papel brillantemente interpretado por Forest Whitaker) obtuvo en 1988 un gran éxito internacional y acrecentó el respeto de la crítica.
En 1989 dirigió y protagonizó un filme que no llegó a obtener todo el éxito que se esperaba, pero que demostró su valentía y originalidad a la hora de escoger los planteamientos: Cazador Blanco, Corazón Negro. Inspirada en el rodaje de la película “La reina de África”, la mítica película de John Huston, Eastwood se reservó el personaje del propio Huston, de cuya personalidad realizó un certero análisis. Tras dirigir la convencional El principiante (1990), llegaría su salto al olimpo de los grandes cineastas, me refiero al estreno de Los Imperdonables (1992), pero esto lo veremos en la segunda entrega de este especial a uno de los grandes como es Clint Eastwood.