El surgimiento del Diablo cinematográfico en Europa:
El Diablo cinematográfico nacería en Francia, país que anteriormente había manifestado su interés en el Príncipe de la Tinieblas a través de un sinnúmero de obras literarias, como por ejemplo “Le Diable amoureux”, del escritor Jacques Cazotte. Sería el director Georges Méliès quien a fines del siglo XIX, utilizaría la figura iconográficamente reconocible de Mefistófeles (es decir, el individuo con bigotes y cejas puntiagudas, cuernos y porte aristocrático) en los cortos “The Devil´s Manor” (1896), “The Devil´s Castle” (1897), y “Le Cabinet de Méphistophélés” (1897), entre otros. En la década del diez, el Diablo volvería a surgir en el cine, esta vez en medio de la fiebre italiana por las superproducciones épico-históricas, algo que se extendería hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial. Una de las obras más recordadas de la época sería “L´Inferno” (1911), de los directores Giuseppe de Liguero, Francesco Bertolini y Adolfo Padovan, la cual era una adaptación de “La Divina Comedia”, de Dante Alighieri.
F. W. Murnau por otro lado, retomaría el tema del Diablo en la más famosa adaptación cinematográfica de la obra de Johann Wolfgang von Goethe, “Fausto”, la cual sería titulada “Faust: Eine Deutsche Volkssage” (1926). Esta historia es probablemente uno de los relatos relacionados con el Diablo que más veces ha sido adaptado. Anteriormente, el ya mencionado Georges Méliès había filmado “Faust et Margueritte” (1897) y “La Damnation De Faust” (1898). Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, el director J. Searle Dawley había filmado “Faust” (1909), y Dell Henderson había realizado la cinta “Faust and the Lily” (1913). Durante la década del sesenta, aparecería una nueva adaptación del relato titulada, “Doctor Faustus” (1967), la cual estaría dirigida por Richard Burton y Neville Coghill. Entre algunas de las películas actuales que retoman el mito de Fausto, se encuentran: “Faust” (1994), de Jan Svankmajer; “Faust: Love of the Dammed” (2000), de Brian Yuzna; y “Fausto 5.0” (2001), de Álex Ollé, Isidro Ortiz y Carlos Padrisa. Finalmente, me queda destacar dos cintas realizadas por directores daneses durante la década del veinte; “Blade af Satan Bog” (1921), de Carl Theodor Dreyer; y “Häxan” (1922), de Benjamin Christensen. Mientras en la primera se muestran los intentos de Satanás por agradar a Dios, en la segunda se indaga el mito del satanismo y la brujería durante la Edad Media.
La llegada del Diablo al cine norteamericano y su evolución hasta la década de los cincuenta:
Antes de realizar su debut cinematográfico en tierras estadounidenses, el Señor de las Tinieblas llamaría la atención del público gracias a la obra de Broadway, “Az Ördög” (1907). Gracias al éxito de esta obra, el director D. W. Griffith filmaría una adaptación titulada, “The Devil” (1908). Durante los años siguientes, surgirían diferentes adaptaciones de la obra con el mismo nombre, como por ejemplo la filmada en 1915 por Thomas H. Ince y Reginald Barrer, y otra realizada en 1921 por James Young. Más tarde, el cine norteamericano mostraría cierto interés en la obra de Dante Alighieri, lo que se plasmaría en las cintas “Dante´s Inferno” (1924), de Henry Otto, donde el Diablo es personificado por el actor de color Noble Johnson; y una sonora “Dante´s Inferno” (1935), del director Harry Lachman. Durante la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos utilizarían la figura de Satán en algunas cintas propagandistas. Por ejemplo, en “To Hell With the Kaiser!” (1918) de George Irving, se ve como el Káiser Guillermo marcha al infierno, mientras que en “Restitution” (1918), de Howard Gaye, se muestra al Diablo aliándose con el Káiser, solo para ser derrotado por Jesús. Esta visión del Diablo como un integrante del bando enemigo, se repetiría en algunas de las cintas hollywoodenses realizadas durante la Segunda Guerra Mundial.
Durante los años treinta, la fuerte crisis económica por la que pasaba la sociedad norteamericana, y la necesidad de esta de escapar por un momento de la realidad, influiría en que la figura de Lucifer comenzara a ser objeto de representaciones más soliviantadas y diversas que en las décadas anteriores. Fue así como se realizaron por ejemplos algunos cortos sonoros como “The Devil´s Parade” (1930) o “The Devil´s Cabaret” (1930), que mostraban a Satán como el eje de pintorescos números musicales ambientados en el averno. De la misma forma, la fábrica de cortos cómicos de Hollywood representaría al Maligno en la figura de dictadores europeos como en “I´ll Never Heil Again” (1941), el cual es un memorable corto de los Tres Chiflados, o en “The Devil With Hitler” (1942), de Gordon Douglas, en el cual si el Diablo no logra que Adolf Hitler realice una buena acción, su puesto le será entregado inmediatamente al Führer. Al mismo tiempo, algunas seriales tomarían algunos de los diversos nombres del Señor de las Tinieblas para nombrar a sus personajes principales, hecho que sucedería en “Mysterious Doctor Satan” (1940), y en “Dick Tracy vs. Crime Inc” (1942), donde el villano de turno se llamaría Lucifer. La industria hollywoodense durante este periodo, también nos mostró a Diablos agresivos y místicos, en cintas como “The Blood of Jesus” (1941) y “Going to Glory, Come to Jesus” (1947), de los directores Spencer Williams y T. Meyer respectivamente.
El reencanto europeo con las figuras demoníacas y la explotación del Diablo como figura comercial:
Aunque durante un par de años en Europa la figura de Diablo dejó de llamar la atención del público, la verdad es que este continuó apareciendo en diversos films. En “La Main Du Diable” (1941), de Maurice Tourneur, la cual es una adaptación de la novela homónima de Gérard de Nerval, un pintor fracasado consigue un talismán que le da amor, fama y salud. Sin embargo, como nada es gratis en este mundo, luego de un año Lucifer llega a la Tierra en busca de lo que es suyo. Por otro lado en “La Beauté du Diable” (1950), el director René Clair desarrolló su propia versión de la historia de Fausto. Federico Fellini por su parte, filmaría el segmento “Toby Dammit”, perteneciente a la cinta “Histoires Extraordinaires” (1967), el cual cuenta con una premisa similar a las dos cintas antes mencionadas. Una visión distinta del mito del Diablo, sería ofrecida por “Quatermass and the Pit” (1967), film realizado por la compañía inglesa Hammer Films. En dicha cinta, el Demonio es reconocido como una figura extraterrestre tras una examinación científica llevada a cabo por el protagonista de la historia. La Hammer luego estrenaría el film, “The Devil Rides Out” (1968), el cual trataba el tema del ocultismo y la invocación del demonio. Al año siguiente, se estrenaría uno de los grandes clásicos del cine demoníaco; “Rosemary´s Baby” (1968), del director Roman Polanski. En dicha cinta, el Diablo es una fuerza más bien invisible, el cual utiliza a una serie de personas para cumplir su objetivo.
En muchas de estas cintas, la influencia del Mal se deja sentir a través de sectas satánicas, brujas malditas o que maldicen, jóvenes posesos y indicios sobre situaciones apocalípticas. En la década de los ochenta, figuras demoníacas seguirían apareciendo en cintas de diversos géneros. Dentro del género del terror podemos encontrar films como “Jaws of Satan” (1981), “Play Dead” (1986), “Satan´s Mistress” (1982), “Fear No Evil” (1981), y “Night Train to Terror” (1985), entre otras, donde en esta última el director Gregg G. Tallas propone un encuentro entre Dios y el Diablo, en el que discuten el destino de las personas que protagonizan las tres historias que conforman la cinta. El cine también ofrece una imagen del Señor de la Oscuridad para el público juvenil, como lo que sucede con “Legend” (1985), de Ridley Scott. Por último, el Diablo también aparecerá en la controversial historia de detectives, “Angel Heart” (1987), del director Alan Parker; y en la también controversial “The Last Tempation of Christ” (1988), de Martin Scorsese, en la que Lucifer convence a un Jesús agonizante de bajar de la cruz y vivir una vida normal.
El Diablo en el cine latinoamericano:
En México, un país católico pero también eminentemente receptor de lo sobrenatural, el Diablo ha tenido distinto tipos de representaciones a lo largo de los años. En la infantil “Santa Claus” (1958), es el enemigo natural del protagonista, en tanto que en la cándida pero profunda “Macario” (1960), de Roberto Gavaldón, el Diablo es una de las tres figuras paradigmáticas, a la par de Dios y la Muerte, que tratan de comerse el guajolote (o pavo) que el protagonista se lleva al solitario campo. En “Jesús, Nuestro Señor” (1970), de Miguel Zacarías, es Jesús quien se opone a Satanás, mientras que en la alucinante “Alucarda, La Hija De Las Tinieblas” (1975), de Juan López Moctezuma, se combina la concepción gótica mexicana con influencias europeas de De Sade y Le Fanu. Durante ese mismo periodo, Enrique Rocha interpretaría al tentador Luzbel ante una monja en “Satánico Pandemonium” (1973), de Gilberto Martínez Solares. El cine norteamericano, tomando nota de esta simpatía de Lucifer por el país azteca, la refleja en el filme independiente, “Judgement Day” (1988), de Ferde Grofé Jr., en la cual Satanás se apresta realizar su visita anual al pueblito mexicano de Santana en busca de almas humanas.
Por otra parte, durante la década de los cincuenta el Diablo se instala oficialmente en el cine argentino. Antes, había sido un personaje gravitante en “El Regreso” (1950), de Leopoldo Torres Ríos donde Satanás le cede un permiso especial a un alma para regresar a la Tierra durante unas horas y comprobar el destino de la mujer que amó. Durante los setenta, a través de la corriente de indagación de mitos folklóricos propios, es que surgen films interesantes como “El Familiar” (1972), de Octavio Getino, que en un tono alegórico se dedica a plantear fuertes críticas sociales de orden político, entablando el paralelismo entre la figura del "Familiar" (el Diablo según la tradición norteña) y el imperialismo y los militares. Una versión más moderada de ese argumento la realiza Luis Saslavsky con “Fausto Criollo” (1979), la cual está basada en la obra homónima de Estanislao Del Campo. Sin embargo, es en “Nazareno Cruz y El Lobo” (1975), de Leonardo Favio, que se consigue la gran personificación del Diablo en el cine argentino. Conocido aquí como "el Poderoso" y encarnado por Alfredo Alcón, su personaje se eleva sobre un filme de logros irregulares. Alcón también encarna a una especie de Fausto en “El Agujero en la Pared” (1982), de David José Kohon, donde Mario Alarcón encarna a un simpático y picaresco Diablo conocido como "Mefi".
El Diablo en el cine actual:
Durante los años noventa en adelante, seguirían estrenándose películas en las que el Señor de las Tinieblas participa como protagonista, o como personaje secundario. En cintas como “Needful Things” (1993), “El Día de la Bestia” (1995), “Eko Eko Azaraku” (1995), “The Prophecy” (1995), “The Devil´s Advocate” (1997), y “End of Days” (1999), entre otras, el Diablo aparece en todas las formas imaginables, aunque generalmente se camuflándose bajo una apariencia humana. Las temáticas van desde el intento de Lucifer por desatar el infierno en la Tierra, hasta la sencilla captura de almas con las cuales pretende engrosar su colección. En los últimos años, han aparecido pocas propuestas originales como por ejemplo “Constantine” (2005), del director Francis Lawrence, la cual si bien no está centrada en el Diablo, este realiza una interesante aparición en la historia. Además se ha realizado una serie de remakes de algunos clásicos del género, como el ya mencionado “The Omen” (2006), o el de la comedia “Bedazzled” (2000), por citar algunos. Evidentemente es imposible citar todas las cintas que hacen alusión a la figura del Diablo o a sus seguidores. Constantemente están siendo realizados films de todos los géneros que involucran al Señor de las Tinieblas. Mientras esperamos que la industria cinematográfica mundial nos sorprenda con alguna nueva joya del cine demoníaco, solo nos queda revisar algunos de los grandes clásicos que alguna vez presentaron al Diablo entre sus filas.