Era el espejo más antiguo de la casa. Parecía que quisiera decirme algo, me atraía hacia él como si fuera una obligación. Tras una larga y fría ducha, me sequé el cabello negro, observando las ojeras que tenía bajo mis ojos castaños. Podía verme al otro lado del espejo, cansada, con ropa desgastada, raída, dejándome llevar por la tristeza... Pero, no lo estaba, me había levantado con energía tras encontrarme sola en la cama, una noche de sexo era solo eso, nada más.
Tenía el cabello deshecho y llevaba un cigarrillo en la mano cuando yo ni siquiera fumaba. Ella me miraba como si ya esperara este momento, como si ya lo hubiera vivido, como si yo formara parte de un pasado. La miré con un poco más de atención, quise preguntarle algo pero alguien la llamó al otro lado de la habitación, no conseguía apreciar quién era pero parecía enfadado con ella. Oí gritos, quise ayudarla pero, tan solo era un reflejo en el espejo...
Al día siguiente, volví a casa tras haber dormido fuera con un amigo con el que solía acostarme de vez en cuando. Al pasar por el baño, pude oír sollozos, alguien no dejaba de llorar... No quería mirar en el espejo pero, no pude evitar hacerlo. Pude verla de nuevo. Tenía un ojo hinchado y varios moretones en el cuello y la mejilla derecha, iba con la misma ropa que el día anterior, como si no saliera de casa o no la dejaran salir. ¿Era yo unos años más adelante? Nos seguíamos mirando hasta que pude vislumbrar a un hombre al otro lado que trataba de apartarla del espejo, quería que lo hiciera con él y ella se negaba en rotundo, parecía estar algo borracha incluso, quizá bebía para olvidar su vida. Recibió varios golpes y decidí apartarme para no mirar más de lo que debería. ¿Esa era la vida que me esperaba? Tenía miedo de salir de la ducha, me intimidaba volverme a ver a través del espejo sufriendo aquellos maltratos. Pero, esta vez, noté un cambio en ella, como si estuviera dispuesta a decirme algo importante: - Sé lista, nunca pases por esto. - ¿Pasar por qué, exactamente? - algo me decía que no debería saberlo pero, por otro lado, lo necesitaba -.- Yo soy tú en el futuro y esto es lo que te espera a no ser que lo cambies...
- ¿Cómo? - No te lies con cualquiera y no te juntes con malas compañías, por favor - a juzgar por su voz, era como si me lo estuviera suplicando -. Dejé de verla hasta que, sin previo aviso, empecé a convertirme en ella. Salía con unos tíos a los que acababa de conocer que se metían éxtasis y, bueno, me divertía con cada uno a mi manera. La última vez que me miré en ese espejo, me había casado con uno de ellos, el típico borracho que se metía drogas para sentirse poderoso ante su mujer, tratando de salvar mi vida tras cada paliza y hablando frente a un espejo antiguo con mi yo pasado, una y otra vez, sin querer caer en el mismo pozo de desesperación pero cayendo sin mirar atrás. Era un bucle del que parecía no poder escapar...