Un camino de pedregal,
unas espinas grises y vivas,
un aire seco que es amigo del polvo
donde la tarde se acurruca
y espera ser la noche
(noche que es paradigma de tus ojos
noche que silenciosa se arrastra dentro de los parroquianos
noche que sostiene el rubor de tus vergüenzas
que fija puntos de encuentro entre tu alma y la mía
noche que en el medio de una copa deja caer su sangre
noche que después de la vida se hace mas vida
manta que cubre las miserias del día
páramo donde recalar las lágrimas del ayer)
el silencio baja desde nubes tan adustas como atemorizantes,
el paisaje adivina un monte lejano
un sueño de agua
una sombra en los latidos del tiempo,
se ofrece un chamamé a los dioses
y el sapucai se estremece buscando cielo,
la tarde se hace lluvia, tristeza, añoranza
la noche llega
y vos no estás.