Con un grupo de amigas, compañeras de profesión, se han ido "de fiesta" a otro continente y otra cultura. No ha sido, a pesar de la edad, la ruta del bacalao la que han elegido para vivir su verano, sino el camino de los orfanatos que por desgracia cruzan el país de Ghana, porque el número de niños abandonados es incontable.
Creo que desde que ha vuelto, Esperanza no puede hablar de otra cosa que no sea de lo que ha vivido allí. África se le ha metido en el cuerpo y en el alma y ya está llena de proyectos y de compromiso, que junto a esas amigas con las que ha vivido esta aventura, están amasando e intentando poner en marcha.Para mí, personalmente ha sido muy emocionante que me haya contado que en el camino de vuelta, viajó leyendo una historia de mentira que yo creé, mientras atesoraba en el fondo de su corazón tantas y tantas sensaciones, tanto agradecimiento sincero de una gente humilde, honrada y a su manera feliz, que le han hecho sentirse pequeña a su lado.Ayer me hizo el mejor de los regalos. Me contó que en ese viaje de vuelta, mientras leía la novela, iba identificando a los personajes con gente de verdad que ha conocido. No me gusta incidir en los arquetipos de África, ella ha estado en Ghana y mi historia se desarrolla en Senegal que son dos países y dos culturas diferentes. Pero es verdad que ambas regiones tienen en común la misma trayectoria de desesperanza y de injusticia, y eso de alguna manera las hermana.
Prácticas en el quirófano del hospital de Koforidua
Voy a seguiros de cerca, Esperanza, eso te lo digo ya. Me encantará vivir con tus ojos las emociones de contribuir a que el mundo sea un poquito mejor de lo que es. Es realmente reconfortante irte a la cama pensando que hay otra ruta distinta a la del botellón y la droga de diseño, un camino por hacer que está en manos de gente joven como tú, gente que simbolizáis como tu nombre, la fe en el futuro.Gracias por las emociones.