Esa es la gran hazaña de la que ya empieza a ser conocida como “Mamy Irma”, una italiana de 93 años que hace escasos días cogía un avión en Milán para dirigirse al país africano a ayudar como voluntaria.
Fue su nieta la que, emocionada, compartió en las redes sociales estas dos imágenes de la despedida en el aeropuerto.
“Esta es mi abuela Irma, una jovencita de 93 años que esta noche se fue a Kenia. No a una aldea turística con todo hecho, sino a un pueblo de niños, a un orfanato. Os la muestro porque creo que todos debemos mantener siempre un poco de inconsciencia para vivir y no para sobrevivir. Miradla... pero ¿quién la detiene? Yo la amo”, escribió junto a las dos fotografías.
Reconozco que la historia me llegó al corazón.
Son fascinantes la enorme fuerza de voluntad y la determinación que demuestra esta mujer, apoyándose en su bastón pero sin perder el ánimo y las ganas de aportar su granito de arena para hacer del mundo un lugar mejor.
Pero es que la historia de su vida es todo un ejemplo de superación: con 26 años se quedó viuda y tuvo que criar y sacar adelante sola a sus tres hijos, tal y como explica su familia.
Ahora, con 93 años, cumple su sueño de acudir como voluntaria al orfanato que tantos años lleva apoyando desde su país.
Fascinante, ¿verdad?
Pues esta no es la única historia que he leído recientemente y que demuestra que la edad no es ningún un freno si se mantiene una actitud positiva.