A veces sin voluntad, cansados del hastío cotidiano y de la rutina monótona, decidimos vivir nuestras vidas en el invierno mas crudo y el tiempo, ese elemento tan esencial, implacable e insobornable, nos parece eterno, congelado en lo mas recóndito y profundo de la decidía humana. Solo la voluntad y la fortaleza, pueden ayudarnos a cambiar de estación, con empuje, con coraje y firme decisión de ser partícipes de nuestro propio cambio.