El
amor es una energía que fluía del interior, en cada gesto, abrazo o beso, era
algo que nos guiaba, ayudaba a encontrar gente, a preocuparnos por alguien,
aunque no le conozcamos de nada, a sentir lo que esa persona necesita, le
preocupa o le falta, era empatía. Según dijo un sabio, era lo único que debía
mover al mundo. ¿Pero
a qué mundo se refiere ese sabio? ¿Sería al interior? Porque
está bien claro de que al mundo social, lo único que le mueve es el dinero, la
política y el interés individual. A nosotros las personas de a pié, las que
queremos cambiar el mundo, la sociedad deberíamos movernos por el amor, los
sentimientos y la palabra aunque sea silenciosa. Nunca
deberíamos dejarnos llevar por la rabia, la impotencia, la desesperanza. Pero
no lo hacemos, se encuentra a alguien que nos necesita y le ponen el pié
encima, para que no se levante, ni critique ni de su opinión, sesgada de por
sí. Así
el espacio es más grande. Así nadie más levantará la cabeza.En
ves de darle una oportunidad, un abrazo, una idea… Hay que recuperar las viejas
costumbres, imperecederas y creía que únicas. Pero no, hay más, echar a
estudiantes, jubilados, paralíticos de una manifestación pública, obligatoria,
de vital importancia democrática y social y no insultando a nadie, eso también
lo escribo. No
entiendo que insultaran a personajes públicos como Ángela Vallvey en Madrid, o
que no dejaran a ciertos viandantes, pasear por la calle, o que fueran a un
supermercado a pedir comida gratis, mire usted, ni tanto ni tan calvo. Porque
siguen los derechos democráticos envueltos en su papel de regalo inicial,
usados al antojo de pesos pesados, importantes y democráticos, que piensan,
piden todavía (tras el 22M) que sigamos votando por elegir sus mandatos y
empleos. Ahora parece que les respaldan, a los valientes iniciales del 15M, y
parece que les defienden ante los ataques de violencia, producidos por policías
nacionales y/o antidisturbios. Pero debemos usar nuestros nuestras armas, nuestras
ideas, solamente las nuestras, sin depender de nadie, ni siquiera de políticos,
que seguimos en campaña, libertades, derechos y deberes, para conseguir vivir
en un país democrático y libre de actos ofensivos, temerarios u ofensivos,
siempre que sean de AMOR y RESPETO.