Estado empresario

ESTADO EMPRESARIO. 

Escrito por: Iván Slocovich Pardo. Director del Diario Correo. 

Cuando Ollanta Humala fue elegido Presidente en junio de 2011 y existía el temor de que pese a las promesas previas a la segunda vuelta, aplique su retrógrado, velasquista e impresentable plan de gobierno llamado “La gran transformación”, la tranquilidad volvió a quienes apuestan por el desarrollo del país con el nombramiento de Luis Castilla Rubio como ministro de Economía y Finanzas, pues era garantía de la continuidad del modelo que ha traído crecimiento al Perú.

Castilla Rubio había sido viceministro de Hacienda en el último tramo del gobierno aprista y no era ninguno de los personajes que desde el 2006 se movían al lado de Humala, elaborando planes de gobierno como el mencionado en el primer párrafo de esta columna, que pudo devolvernos a los años 70, en que las ineficiencias de las empresas públicas y su descomunal burocracia con carné partidario las pagábamos todos los peruanos.

El titular de Economía y Finanzas era una especie de garante ante cualquier tentación por el retorno al “polo rojo”, y es por eso que sorprende que hasta ahora el ministro Castilla Rubio no se manifieste sobre esa preocupante oferta de dos mil millones de dólares que ha lanzado Petroperú, de forma irregular, según se ha sabido, para comprar el 51 por ciento de las acciones de la refinería La Pampilla, 270 estaciones de servicio y una envasadora de gas a la española Repsol.

Dudo que Castilla Rubio, quien por más de 20 meses se la ha pasado espantando el fantasma de Félix Ovidio Jiménez, el ya alejado ideólogo del humalismo estatista, esté muy tranquilo con esta inesperada oferta lanzada por Petroperú para comprar acciones a un privado, lo que nos haría volver a tener un “Estado empresario”, con el agravante de que, con la adquisición, el régimen podría controlar el precio de los combustibles.

Los malpensados podrían creer que esta compra para controlar el mercado de los combustibles, que se hace sin el menor criterio técnico, tiene como finalidad apuntalar la permanencia en el poder del humalismo más allá del 2016, pues qué mejor forma de ganar votos que tirando al suelo el precio de la gasolina, el petróleo y el gas. A lo mejor el régimen aún sueña con hacer realidad esa promesa de campaña de poner el balón de gas a 12 soles, algo imposible sin refinería, grifos y envasadora propia.

Sería bueno que de una vez el Gobierno, empezando por los titulares de Economía y Finanzas, y de Energía y Minas, salga a explicarle al país cuál es el criterio técnico que se está teniendo en cuenta para pagar dos mil millones de dólares por acciones de una empresa como Repsol, para estatizar en lugar de fomentar la participación de privados. Si no hay nada oculto, el Ejecutivo se haría un favor en aclarar este asunto que nos implica a todos los peruanos, pues la plata sale de nuestros bolsillos.

FUENTE: http://diariocorreo.pe/opinion/noticias/4224229/columnistas/estado-empresario