Por fin publico aquí un artículo dedicado al que es, para mí, el parque nacional más bello y entrañable de Estados Unidos, el Parque Nacional de Yosemite. Y al que quizás tengo más apego, y no es porque las demás áreas y entornos naturales de este inmenso país me gusten más o me gusten menos, uno no sabe con cual quedarse, es simplemente el parque al que, por diversas coincidencias que entrelazan con mi historia personal, estoy más atado emocionalmente. Visitarlo fue una experiencia que no olvidaré jamás.
Ubicado en la parte Este de California, en las laderas orientales de las montañas que forman Sierra Nevada, se halla el Valle de Yosemite, una joya que brilla con luz propia, y un auténtico cuadro paisajístico hecho realidad. Con un clima mediterráneo, montañas de granito, glaciares, sequoias gigantes, innumerables saltos de agua, osos, coyotes, ciervos, mapaches, ardillas y más animales, y unos amaneceres inolvidables, Yosemite constituye el arquetípico gran paisaje americano que historias como El Bosque de Tallac (sí, la del osito Jackie) marcaron para siempre las mentes y corazones de los de mi generación. Y es que cuando estuve allí, a orillas del río Merced, no podía dejar "ver" al viejo Tío Dimas buscando oro en el río.
Amanecer en Valley View, una de las puertas de entrada a Yosemite, desde donde contemplar las formaciones rocosas de El Capitán, Clouds Rest, y las Cathedral Rocks (de izquierda a derecha)
El famoso Valle de Yosemite es el epicentro del más extenso Yosemite National Park. Fue el primer parque declarado por el gobierno federal de Estados Unidos, a finales del siglo XIX, y forma parte de una época en la que se forjó la idea de parque nacional, que llegaría a extenderse por todo el mundo. Uno de sus mayores impulsores fue el naturalista y político John Muir, también considerado como uno de los padres del ecologismo moderno. Por aquel entonces se cometieron algunos errores terribles, sí, como expulsar a los nativos fuera del parque, lo que además trajo consigo consecuencias medioambientales trágicas, tales como la proliferación de incendios naturales, al alterar el equilibrio establecido durante milenios en el que los habitantes humanos desbrozaban el terreno y lo protegían de incendios descontrolados. Y tan sólo era porque Muir tenía una concepción muy particular de cómo debía recuperarse un parque natural, en la que éste debía volver a un estado primigenio en el que la huella del hombre no exista, sin entender que el hombre también forma parte de la naturaleza. Eran los inicios del ecologismo, aunque los involucrados aún no lo supieran, y todavía quedaba mucho por avanzar y comprender. En todo caso, las motivaciones de John Muir eran legítimas y para nada racistas. Os invito a leer su obra, destacando especialmente la recopilación de relatos Escritos Sobre Naturaleza, por fin traducida al español para aquellos que prefiráis leerla así, y que constituye no sólo un homenaje a la naturaleza, sino que sobre todo trata de la experiencia humana y personal del hombre en la naturaleza, constituyendo en ese sentido una de las mejores obras que se hayan escrito nunca.
Una escena típica del interior de los bosques de Yosemite, grandes árboles de Norteamérica repletos de vida salvaje, como ardillas, zorros, osos y mapaches, entre muchas otras especies
La cascada conocida como Bridalveil Fall (el "velo de la novia"), hecha famosa por Ansel Adams y sus legendarias fotos en las que captó esta cascada de forma majestuosa, buscando el momento exacto y la luz exacta. Esta fotografía desde luego no le hace justicia (tampoco era la mejor época), pero no pude resistirme a llevarme mi "souvenir"
Yosemite es también un lugar muy especial para los fotógrafos de Naturaleza. El parque fue uno de los grandes temas centrales - quizás el principal - y fuente de inspiración del célebre fotógrafo Ansel Adams, padre fundacional de la Fotografía de Naturaleza, luchador en defensa de la naturaleza y sus animales, e inventor de la técnica fotográfica del sistema de zonas, entre otros grandes logros. Sus legendarias fotografías en blanco y negro de los paisajes de Yosemite y sus alrededores se han marcado para siempre en las retinas de aquellos que siguen los pasos de la Fotografía de Naturaleza, además de haber dado a conocer al gran público y haber hecho famosos los bellos parajes del área de Yosemite y haberles dado nombres propios que ahora todos conocemos, como el Velo de la Novia, las Puertas del Valle, etc.
Una vista interior de la ribera del Río Merced, que atraviesa el valle, y las montañas al fondo. Este tranquilo y escondido paraje, hallado tras una larga caminata, resultó ser mágico, donde pudimos ver cómo los animales salvajes hacían su vida cerca de nosotros e ignorando nuestra presencia, no considerándonos una amenaza. Una mamá pato salió del río hacia tierra, seguida en formación por todas sus crías, a tan sólo un par de metros de mi hijo, quien descansaba sentado junto a la orilla
Otra vista del Río Merced, esta vez a mediodía. Cuando la luz es dura, el filtro regulable frío-cálido que suelo llevar encima salva la foto, pudiendo otorgar a la escena un tono dorado mágico, como en esta ocasión. Al fondo, pueden observarse algunos de los famosos picos que rodean el valle
Además de su emblemática y variada fauna salvaje, de la que es difícil elegir un protagonista - ¿El oso negro? - el área de Yosemite destaca por la variedad de hábitats que alberga, dominados por varios tipos de bosque, como los diversos bosques mixtos de coníferas con numerosas especies arbóreas, entre ellos abetos Douglas y, como gran estrella de este espectáculo natural, las sequoias gigantes. Gigantes y antiguas. La sequoia gigante (Sequoiadendron giganteum) es el organismo vegetal más grande del mundo (en volumen), llegando a crecer hasta 94 metros de altura con troncos de entre 5 y 10 metros de diámetro. Son tan altas que cada sequoia sirve de soporte a varios micro hábitats distintos a distintas alturas del árbol, habitadas por especies diferentes. Estas sequoias llegan a vivir miles de años, llegando la más longeva de la que se ha tenido conocimiento a los 3.200 años de edad (es decir, nació en torno al año 1.200 antes de Cristo). Otro aspecto sorprendente de la biología de estos gigantescos árboles es el hecho de que necesiten los incendios naturales para reproducirse, ya que sus piñas necesitan del fuego para abrirse y que se esparzan sus semillas.
El parque posee tres bosques de añejos ejemplares de sequoias gigantes: el bosque Mariposa (200 ejemplares) el bosque Tuolumne (25 ejemplares) y el bosque Merced (20 ejemplares). Como anécdota, comentar que en Yosemite se tiene la costumbre de dar nombre propio a los ejemplares más emblemáticos de sequoia gigante, como General Sherman, Grizzly Giant, etc.
Sequoia gigante en la arboleda conocida como Tuolumne Grove. El aspecto rojizo de estos grandes árboles es inconfundible, así como su textura. Eso es principalmente lo que quise captar con la cámara, centrándome en el nacimiento del tronco, detallar la textura y espléndido color rojizo de la corteza de estas sequoias, que les da un aspecto inconfundible y legendario. La altura total de este espécimen, la calculé en entre unos 60 y 80 metros.
Ah, por cierto: sí, claro que la abracé (como pude)
A pesar de ser un lugar emblemático, de albergar algunos de los mejores bosques naturales de las Montañas Rocosas, y de contar con una inmensa diversidad tanto animal como vegetal, Yosemite y sus ecosistemas, como prácticamente todos ellos hoy en día en la Tierra, enfrenta graves amenazas: pérdida del régimen natural de incendios (el natural, que es necesario), invasión de especies exóticas, polución, fragmentación del hábitat y cambios climáticos. Muchos glaciares han desaparecido muy rápidamente, entre ellos el glaciar Merced, que fue descubierto por John Muir y del que ya no queda rastro. De entre los glaciares que aún permanecen, muchos han perdido cerca del 75% de su área de superficie. El incremento de ozono en la atmósfera que se ha producido en los últimos años está dañando el tejido de las sequoias gigantes, volviéndolas más vulnerables a los insectos y enfermedades. Queda todavía mucho por hacer para proteger Yosemite frente a estas y muchas otras amenazas.
Un ciervo mulo joven (Odocoileus hemionus). Una de las muchas especies de mamíferos típicas de Yosemite
Vista de las Cathedral Rocks y un cielo amenazante de lluvia.
Esta es para mí una foto muy especial. Hace años, supe por primera vez del Parque Nacional de Yosemite, cuando vi una fotografía del mismo en un calendario publicitario. No lo había oído mencionar nunca, pero quedé prendado de esa imagen, en la que, como en la foto de arriba, el suelo, salpicado de algunos árboles, estaba tapizado de hierba, hierba que llegaba hasta el horizonte donde confluía con el pie de las montañas. Esa combinación en el paisaje de pradera y montañas era algo de lo que yo no tenía noticia que pudiese contemplarse en ninguna otra parte del mundo, y a mí me encantaba. Desde entonces ese Valle de Yosemite se convirtió en un lugar mítico muy especial para mí. Por aquel entonces, no imaginé que acabaría visitándolo en persona
Lecho del Río Merced, con poco caudal en verano en este tramo a las afueras del centro neurálgico del Valle de Yosemite, pero todo un remanso de paz
Una simpática ardilla me mira mientras avanzo por el recorrido llamado Mist Trail, que hace honor a su nombre ("camino de la bruma"). Se trata de una ardilla terrestre de California (Otospermophilus beecheyi), muy abundantes en Yosemite
Otra más. A pesar de su inquietud, tras algunos intentos conseguí hacerlas algunas fotos interesantes
Gates of the Valley, las Puertas del Valle. Me despido ya con una fotografía realizada en uno de los puntos donde conseguir una de las más famosas vistas de Yosemite. En el río se reflejan algunas de las montañas más populares del parque, El Capitán a la izquierda y las Cathedral Rocks a la derecha