Jamás debe claudicar, quien en su vida enarbola los estandartes de la verdad, la convicción y la firmeza de sus creencias, si estas están destinadas al bien común de la sociedad. Ninguna mordaza, ni yugo opresor, puede eternamente aplacar dichas realidades, que como avalancha incontrolable se impondrá tarde o temprano.
Claudiogia