Muchos gerentes se preocupan por las personas que dejan de asistir a sus puestos de trabajo. Tal preocupación es válida porque podría tener un serio impacto en la productividad global de la organización. Sin embargo, yo creo que deberíamos preocuparnos menos por esa situación y ocuparnos más por aquellos que asisten a la empresa pero que realmente no están presentes en la empresa.
Es muy probable que veamos a varios de nuestros colaboradores asistiendo con regularidad a la empresa pero en quienes notamos que su mente está ocupada en cosas que están fuera de la empresa. En estos casos deberíamos intervenir más allá de las acciones disciplinarias que lucen como primera solución; deberíamos investigar qué es lo que le preocupa a esos colaboradores y explorar formas en las que podríamos ayudarles a bajar su nivel de ansiedad. La solución no es despedir a esas personas; la solución pasa por reconocer que sus preocupaciones son válidas y para lograrlo debemos ser muy empáticos.
Tenemos que reconocer que el liderazgo no se trata solo de autoridad; también se trata de interesarnos en los problemas de nuestros colaboradores.
Preguntas para reflexión:
- ¿Qué tan empáticos somos?
- ¿Ya desarrollamos la habilidad para reconocer que nuestros colaboradores tienen preocupaciones que les están afectando en su desempeño laboral?
- ¿Hemos desarrollado un nivel de confiabilidad tal como para que nuestros colaboradores nos cuenten sus preocupaciones?
- ¿Qué tenemos que hacer para encontrar soluciones a los problemas de nuestros colaboradores?