Revista Diario
Del blog, Mis últimas lecturas, una pequeña reflexión para los escritores en cuyas manos esté quemando sú última novela, y no puedan resistir la tentación de subirla a una plataforma tipo Amazon...
"Si tenía que partir alguna cara en algún momento, lo hacía, siempre que a su juicio estuviera haciendo lo correcto", alguna – algún, hacía – haciendo.
"Claro...oye", ambas palabras enganchadas por los tres puntos, hecho que se repite con asiduidad.
"Había sido que se había tratado de un asunto...", había – había.
“Sinceramente xxx, no sé qué cojones voy a poner en ese informe, no tengo absolutamente nada…”, “Los releyó rápidamente en busca de no sabía muy bien qué. Definitivamente iba a…”, toneladas de adverbios terminados en "mente".
"En definitiva, la única pista que tenían, si es que se le podía llamar así", leísmo.
“Lo malo de países como xxx, xxx o xxx es que son países…”, tiempo verbal presente en una construcción escrita en pasado, países – países.
“Seguir actuando como sabía”, continuos gerundios en el tiempo verbal.
“Habían pasado ya dos semanas desde el suceso en la plaza xxx y a falta de novedades el asunto empezaba a salir de las primeras páginas de los periódicos de toda Europa y parte del mundo.”, sin una sola coma y confusión en la exposición, si no habían novedades, el asunto no debería salir de, sino salir en.
Estos ejemplos, ni buscados ni rebuscados, aparecen en el primer uno por ciento de la novela, entre otros varios por el estilo. Es una lástima, de verdad, porque creo que la historia que se ha de desarrollar en el noventa y nueve por ciento restante es buena, y no lo digo con ironía, sino con convencimiento absoluto. Es una novela que me han recomendado otros amigos y que estoy seguro de que tiene gran potencial. De hecho su magnitud en páginas es de más de cuatrocientas cincuenta, lo que indica el gran esfuerzo que ha hecho el autor, o autora, en su redacción.
Sin embargo, creo que no se puede presentar una novela al público antes de que haya pasado un exhaustivo control por parte de profesionales. Una vez llegados al extremo de haber escrito una novela, una historia en la que creer, una aventura por la que apostar, un esfuerzo enorme a base de cientos de horas tras un teclado, no debería tirarse por la borda por no dar una vuelta de tuerca más y presentar la novela después de haber sido filtrada. Corrección de estilo, orto tipográfica, maquetación y portada son cuatro pasos tan importantes como la propia confección de la novela.
Lamento no querer seguir con la lectura de esta novela. Espero que el autor, o autora, se ponga en la labor y aproveche el material que tanto esfuerzo le ha costado conseguir para sacar, de esta madera a la que ya ha dado forma cual Gepetto con su Pinocho, una gran obra.