Revista Talentos

Este hermoso país tan olvidado de Dios

Publicado el 05 septiembre 2011 por Perropuka
Este hermoso país tan olvidado de DiosA poco más de un mes de las elecciones judiciales que por primera vez se efectuarán en Bolivia, los medios de comunicación poco se han pronunciado sobre la idoneidad profesional de los candidatos y han dirigido mayormente su atención a investigar la imparcialidad o nexos políticos de los mismos, tarea harto difícil por el desconocimiento de los postulantes. La gran mayoría de éstos,  no tiene experiencia ni reconocida trayectoria profesional, el Gobierno a través de su Asamblea Legislativa se ha esmerado en depurar a los que asomaban la cabeza por encima del resto. Amén de que se ha instruido al Órgano Electoral la facultad de prohibir toda propaganda electoral bajo la supuesta premisa de imparcialidad y dar las mismas oportunidades a los candidatos. Una y otra vez, las autoridades gubernamentales defienden el proceso a pesar de las críticas, incluso de la misma OEA, que se muestra tibia en sus apreciaciones, no obstante las numerosas pruebas de irregularidad. Con la elección directa de Magistrados judiciales, Bolivia dará un ejemplo de fortalecimiento de la democracia al mundo, destacó el vicepresidente del Estado, Álvaro García Linera. En una conferencia de prensa, dijo que la elección de autoridades judiciales mediante el voto directo del pueblo se constituye en un hecho inédito en la democracia del mundo”. (Agencia de noticias ABI, 19 de Abril de 2011). Tiene razón el Vicepresidente en señalar que es algo inédito, en ninguna nación democrática se produce este tipo de hechos, porque los gobiernos respectivos no toman por idiotas a sus pueblos. Claro aquí somos tan originales y tan lúcidos que a ningún país se le ha ocurrido antes esta genial idea: Los bolivianos vamos a “elegir” magistrados para cuatro tribunales distintos, de una lista de 118 candidatos que ha sido previamente seleccionada de una nómina mayor de 581 postulantes que fueron “evaluados” en tiempo récord,  por el parlamento nacional controlado por amplia mayoría del partido en función de gobierno (MAS), porque la débil oposición se retiró del asunto arguyendo todo tipo de irregularidades en el proceso de selección. Fueron excluidos de las listas, reconocidos profesionales del Derecho, bajo la excusa de ser neoliberales y haber sido funcionales a los anteriores gobiernos, incluso el anterior Defensor del Pueblo y reconocido activista de Derechos Humanos.  Y cómo no, aparecieron en las listas varios candidatos conocidos por haber prestado servicios al gobierno actual en calidad de asesores o ex funcionarios y ante la presión pública a regañadientes se los excluyó, aunque todavía quedan sospechas sobre otros. El presidente Evo Morales dijo ayer que se sintió decepcionado al ver entrevistas de tres candidatos al Órgano Judicial porque ninguno le parecía con capacidad suficiente. “En vez de hacerse propaganda, los abogados invitaban a que nadie vote por ellos. Incluso llamé al presidente de la Asamblea Legislativa para reclamarle”, contó. (Los Tiempos, 28 de agosto de 2011) De esta declaración del Presidente puedo dar fe, porque lo vi en la televisión. Si el mismo Evo Morales reconoce las falencias, qué podemos esperar de la capacidad e intención de nuestros legisladores que seleccionaron estas listas. Este proceso es tan serio que algunos candidatos no se presentan a las entrevistas informativas que por ley se llevan a cabo en el canal estatal. Aparte de eso, he estado siguiendo algunas entrevistas en las cuales los postulantes tienen un minuto para responder a preguntas previamente elaboradas por periodistas que en mayor número son de trabajadores de los medios afines al Gobierno. Las preguntas son tan obvias y generalistas del tipo: ¿qué haría para mejorar la justicia en caso de ser elegido? Las respuestas son tan ambiguas y tan poco reflexionadas que da vergüenza ajena el nivel de preparación y profesionalismo de los candidatos, tal como el presidente Morales manifestó. Hay otro detalle preocupante, la mayoría de los candidatos fluctúa entre los 35 y 45 años de edad, prácticamente no he visto ningún profesional de trayectoria vasta y mucha experiencia. Recordemos que se van a elegir a los jueces de los máximos tribunales de justicia del país. En otros países como Estados Unidos o de Europa, incluso en el resto de América, los magistrados de altas instancias son personas reconocidas y meritorias, además de edad avanzada. Pero aquí somos tan ejemplares que posiblemente tendremos a un joven de 30 años como miembro del Tribunal Supremo de Justicia, tuve la suerte de escuchar a este candidato, que si bien manifiesta tener varias maestrías en materia legal, sin embargo su inexperiencia vital no lo califica como idóneo para el cargo. Yo tengo algo más de treinta años y siento que aún no he vivido nada, como para sentirme con autoridad moral sobre nadie. No tengo nada contra el profesional en cuestión, es loable su preparación académica, ojalá todos siguieran su ejemplo de superación. Si las reglas de juego se lo permiten, él tiene el derecho de presentarse. Este Gobierno que se enorgullece de ser indigenista, de retornar a los valores prehispánicos, frecuentemente nos habla de su justicia comunitaria como ejemplo para el resto del mundo. En todas las tradiciones orales recogidas en publicaciones se alecciona que en tiempos anteriores a la dominación hispánica, la justicia la impartían las personas de mayor experiencia y sabiduría o amautas de una comunidad. Y ahora extrañamente los ideólogos del proceso incurren en una supina contradicción con esos valores que dicen defender. Si reparáis en la imagen al inicio del post, representa un modelo de papeleta (el modelo real mide aprox. 90 cm de largo) que se utilizará el día de las elecciones, sepa usted que cada ciudadano tiene que marcar en 4 columnas. Cada columna representa un tipo de tribunal. Si nos fijamos en las primeras columnas, algunas tienen más de 20 candidatos entre hombres y mujeres. Como se dijo anteriormente a estos candidatos nadie los conoce porque el Órgano Electoral prohíbe expresamente que ellos se den a conocer al público, salvo en instancias informativas estrictamente reglamentadas. Entérese que aproximadamente la mitad de la población boliviana apenas sabe garabatear su nombre y su firma, a esto súmele la presión del tiempo que tiene para emitir su voto, porque a diferencia de otros países, los bolivianos acuden masivamente a las urnas por la coacción de multas y sanciones de detención en caso de no hacerlo. Sólo se me ocurre una forma de “elegir” que tiene cada votante, similar al juego infantil ese “De tin marín, de do pingüe cucara macara títere fue", y luego usted me dirá del grado de seriedad del asunto. Me precio de ser una persona bastante informada, que está atenta a las publicaciones e informativos, y creedme, de todo los candidatos que he podido ver o escuchar, a ninguno puedo recordar. Entonces, qué se le puede exigir a la mayoría de la población que está más preocupada en la cotidiana lucha de buscarse el sustento que en la engorrosa obligación de conocer a cientos de candidatos. Y lo peor de todo esto, es que se van a gastar más de 100 millones de pesos bolivianos (aprox. 14 millones de dólares) en todo este proceso eleccionario, que considerando nuestra economía es demasiado dinero, que bien podría ser invertido en la construcción de hospitales o escuelas. Y no le puedo decir qué camino tomaré yo, estimado lector, porque podría ser enjuiciado bajo la excusa de “hacer campaña contra los candidatos”. Cuando acabe todo esto,  ya me dirá qué justicia tendremos y qué nos deparará el futuro. Así estamos, tan lejos de Dios, tan cerca de la risa mundial.

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