Buenas noches, estimados vecinos:
Dicen que la primavera la sangre altera, ¿no? En realidad, creo que fue lo primero que escucharon todos sus… vivaces hijos, porque no paran, ni se callan ni dejan de llorar ni dejar de gritar ni dejan de dejar hacer nada. Las piscinas, cual aquaparks de diversión SONORIZADA, inundan las horas dentro de mi habitación, obligándome a poner el artificial acondicionado que me priva del poco aire fresco y natural en estas tardes pre-estivales que tanto merezco cuando estoy trabajando.
Resultado: teclear con manos heladas, con el “AHHHHHHHH!” que llega del exterior, con los oídos toditos sordos por ponerme los auriculares de trabajo a toda voz y con un estado de nervios que raya la irracionalidad…
Llega la noche y con ella, las depuradoras. Me parece genial que renueven el agua de su albercas, pero, miren ustedes… ¿tiene que ser de noche, mientras yo duermo y cuando empezaba a disfrutar de la calma que no me permiten SUS hijos durante el día? ¿No pueden hacer lo mismo por la mañana y con eso tapan los gritos descontrolados de sus pequeños vástagos? Por sugerir…
En fin, ahora empiezan a ladrar los perros en la lejanía, los aspersores riega- césped se ponen en marcha y los cohetes de nuestro festivo pueblo empezarán a tronar dentro de poco, como si los viera.
Cuando me levante, creo que me va a tocar poner el Spotify al 240%, por si quieren aprovechar para dormirse más tarde, seguro que convendrán conmigo en que resulta delicioso despertarse con tal banda sonora.
Atentamente,
La que intenta vivir sin tener pesadillas en las que los nombres de sus hijos aparezcan en los créditos a gritos.