Mientras practicamos el estiramiento es recomendable contraer los músculos abdominales con moderación. Si el ejercicio se hace bien, produce una sensación placentera. Si podemos, y sin forzar, mantenernos los codos por fuera de las espinillas: con esta postura buscamos conseguir estabilidad y equilibrio.
Expulsamos el aire antes de hacer el estiramiento. Respiramos lentamente y de forma rítmica mientras realizamos el ejercicio. Mantenemos la mandíbula y los hombros relajados.
No debemos doblar el cuerpo hacia delante a la altura de la cabeza y de los hombros, esta postura los arquea y produce tensión en la parte posterior de la espalda. Nos concentramos en empezar el movimiento de las caderas, manteniendo la parte inferior de la espalda derecha y mirando hacia delante.
Cuando notamos que la tensión disminuye nos inclinamos un poco hacia delante hasta sentir más el estiramiento, sensación que ha de ser intensa, nunca dolorosa. La mantenemos durante 15 segundos y, progresivamente, ha de disminuir la sensación de tensión cuanto más tiempo se mantenga el estiramiento.
Nos relajamos lentamente y acabamos el estiramiento. Evitamos sacudidas o movimientos bruscos o rápidos.