Revista Diario

¡esto no es un fantasma!

Publicado el 09 mayo 2019 por Jesus Rueda Hernandez
La siguiente de mis historias radica pocos meses después de aquel primer contacto, durante ese tiempo recibí incontables visitas de espíritus o fantasmas de personas, los cuales a diferencia que aquel anciano no se me acercaban ni tocaban solo estaban observando desde lo lejos (lo cual a decir verdad no me molestaba en lo absoluto); otros días fui visitado en sueños en los cuales personas a las que nunca había visto en mi vida se acercaban y hablaban de sus problemas terrenales y pedían algún tipo de oración para su descanso eterno.
Con el tiempo me tranquilice pensando que no me volverían a tocar o asustar de aquel modo... digamos que me sentía seguro, ellos solo estaban a lo lejos y no interferían conmigo.
Pero todo cambio la noche del lunes  6 de febrero del 2006,  era una noche calurosa pues la energía eléctrica se había cortado, lo cual dejo al pueblo hundido en un gran silencio arrullado únicamente por aquellas escasas brisas que chocaban con los arboles. con las ventanas abiertas al patio de mi casa el cual dejaba entrar un pequeño rayo de la luz reflejada por la luna, la cual era suficiente para calmar mi miedo a la oscuridad.
entre el calor, el cansancio y la soledad de la noche (todos en mi familia ya se habían dormido) caí dormido profundamente, no sentí pasar mucho tiempo hasta que escuche que una voz ronca me gritaba al oído
- ¡JESUS!
Diria que desperté de un brinco pero no fue así, solo pude abrir los ojos y observar aquella sombra de un hombre, el cual se alejaba lentamente de mi rostro, trate de moverme pero era imposible sentía que muchas manos me agarraban por completo impidiendo el menor movimiento, mis cuerdas vocales no emitían ningún tipo de sonido, solo mis ojos se movían y soltaban aquellas lagrimas de horror.
La figura se mueve nuevamente quedando fuera de mi campo visual y toma mi mano derecha mientras me susurra.
-¿Cuanto daño crees que puedo hacerte?
nuevamente el miedo me domina trato de llamar a mis padres gritando desde lo mas profundo de mi cuerpo pero es imposible no puedo emitir sonido alguno, mientras aquella sombra se carcajeaba y gritaba que estaba a su merced.
Tomo una silla y la puso frente a mi cama, se acerco nuevamente, esta vez iba por mis pies los cuales los levantaba y tiraba contra la cama mientras yo con los ojos cerrados y resignado solo podía llorar y mentalmente pedirle que no me hiciera nada.
cuando abro nuevamente mis ojos lo encuentro acostado a mi lado, acercando su mano a mi rostro y carcajeándose nuevamente.
-¿que dolerá más un ojo o una oreja?
ya no podía mas el miedo me tenia completamente petrificado las lagrimas dejaron de salir, y mis ojos se cerraron (supongo que me desmaye por el miedo) lo ultimo que recuerdo de esa noche es aquella voz gruesa al oído
-¡NO SOY AQUELLO QUE IMAGINAS!
¡ESTO NO ES UN FANTASMA!
Gracias por leer, pido disculpas de antemano por los errores ortográficos cometidos tanto en este como en mi anterior relato, no soy mucho de escribir pero he descubierto lo liberador que esto puede ser, si tienes alguna recomendación déjala en los comentarios.

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