En Francia se está viviendo, además, una situación que parece sacada del argumento de uno de los famosos álbumes de los galos. Por todas partes te encuentras avisos de una pandemia que amenaza con ser fatídica: la gripe A (antaño llamada porcina).
Uno va tranquilamente al lavabo, hace su faena con cuidado y a la hora de lavarse las manos se encuentra con varios carteles curiosos. Todos ellos son órdenes del estado francés que parecen sacadas de barrio sésamo (con todo el respeto para esta serie que nunca vi): cómo lavarse las manos, cómo estornudar, de qué manera ponerse la máscara si estás enfermo, etc.
No bastaba con esta fiebre que hoy he abierto la cuenta de correo de la universidad parisina (después de un mes de clases) y me he encontrado con dos emails sobre este tema. Uno te ponía sobre aviso de que el ministro (no se especifica cual) o el prefecto puede mandar cerrar la universidad debido a "la pandemia gripal". Además, informaban de que estaban haciendo una investigación y te invitaban a colaborar. El otro era una carta del rector en la que recordaba los consejos de higiene que te encuentras por todos lados, entre ellos, dar la mano en vez de dos besos o lavarse las manos con una solución hidro-alcohólica. Esto último, por cierto, es algo que lo han acogido enseguida, y en cualquier momento ves a los franceses frotarse las manos con el líquido de un bote azul muy sospechoso. Parece que siempre estén tramando algún intrigante plan.