Estoy en una guerra

Malvinas, 4 de abril 1982.

Querida mía

(permiteme que así te salude hoy)

Hace tiempo no hablamos y estar aquí permite que me de cuenta cuanto te extrañe todo este tiempo, no sé si regrese, no sé si el destino tenga alguna sorpresa.

Entiendo el enojo que sientes como no hacerlo si yo estoy embroncado conmigo mismo. Pensar que estoy en una guerra y fui un cobarde, por la decisión, por la forma. Como no estar enojada.

La distancia que nos separa, la incertidumbre total de esta lejanía, es insufrible. Y aquí hace frio, y aquí es abril. Recuerdo los paseos de la mano mucho antes de la guerra. Ojala dejara de ser un cobarde. Entiendo que hay que vivir el ahora, el presente, recordar sanamente el pasado pero no podía hacerlo hasta antes de estos acontecimientos ¡imagina ahora!.

Me intriga saber que pensaras, me intriga saber porque te/me recuerdas estos días. Si pudiera escuchar esa voz que me acompaño tanto, esa voz que en el oído murmuraba bellas palabras y que imperdonablemente silencie.

Aquí balas, tiros, frio. Hay días que el tiempo acompaña, el mundo me regalo un libro “La Caricia Perdida” de Alfonsina eso me cambio completamente y agradezco por ello. Hay días que todo es bonito, no miento, pero se extraña.

Ojala fuera todos mas fácil o por lo menos la forma de contactarte, espero no “perderte” nuevamente si es que este mensaje llega a tus manos. Solo tengo una foto, solo eso. Ojala el correo se modernizara, ojala esa –esta- lejanía se acortara.

Bueno veremos que depara el destino. Espero esta –y las próximas- cartas lleguen. Debo volver a mis tareas estoy pendiente de esto, los pensamientos que constantes transitaban por mi mente, constantes pero tranquilos, están ahora alborotados y eso me gusta. Se de tu enojo, lo entiendo. Pero me gusta-ría escucharte decir felicidad.

Siempre tuyo,

“Falucho”

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