A pesar del odio visceral
De Uribe hacia las FARC,
Porque le mataron a su padre,
Ahora el mundo sabe
Que aunque él solía pregonar
Que había que acabarlas,
Sin vacilar,
A punta de balas,
Con ellas quiso negociar
Para que se desmovilizaran.
Pero, en su guayabo
Por el poder,
Todo lo que haga Santos,
No más por joder,
Para él es malo.
Se la pasa en Colombia,
Y alrededor del mundo,
El señor de las sombras,
Diciendo que no es justo
Que Santos pretenda negociar
Con la gente de las FARC.
Hay muchas cosas para contar
Sobre A. U. C.,
¡Perdón, sobre A. U. V.!;
Pero, prometo que nunca más
Volveré a referirme a él.
No por miedo,
¡¿Miedo de qué?!,
Sino porque, ¡lo juro!,
Cuando lo veo,
Cuando lo escucho,
Cuando lo leo,
Me dan ganas de vomitar...
¿Quién dijo que buscar la paz,
Después de tantos años
De vivir (morir) en la violencia,
Ha de ser algo malo?
Uribe está mal de la cabeza,
¡Pobrecito!
Hay que dejarlo tranquilo.
En lugar de darle palo,
Hay que ayudarlo.
¡Pobrecito!,
Hay que hacerle un exorcismo...
¡Estoy que vomito!